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Como caído del cielo

     Los miedos nos arrastran siempre a lugares y sensaciones nuevas... donde todo te hace dudar de todos y te terminas sintiéndote sola, disipando los errores que has creído cometer y valorando lo mucho que te concede la vida. Esta historia narra la lucha de un grupo de amigos por salir ilesos y con vida contra lo desconocido.


  Hace días que el cielo está raro, una espesa niebla cubre toda la ciudad, no hace calor ni frío, pero aún así tengo una sensación en el cuerpo que me dice que algo está pasando ahí afuera.
     Extraño poder ver las estrellas desde mi cuarto, antes siempre lo hacía con mi telescopio, pero ahora no puedo, no veo nada a lo lejos, solo blanco por todos lados, ni la luna se ve coronando el cielo ya.
_Mamá_ Marta, a dormir, que mañana te tienes que levantar temprano.
_Marta_ Si mamá, ya me voy a dormir, de todos modos no se ve nada ahí afuera.
     Mi mamá cierra la puerta y yo me dirijo a mi cama, otra noche que me tocará  irme a dormir temprano…
Ringggggg Ringgggggg Ringgggggggggggggg
     El sonido del despertador me despierta, y lo primero que hago, como todas las mañanas desde que apareció esta niebla, es acercarme a la ventana.
_Marta_ Nada, otro día igual.
     Me dirijo hacia mi armario y cojo el uniforme del colegio, hoy toca educación física, así que me pongo ropa deportiva. Me peino en el baño, agarro mi maleta y me voy a la cocina.
     Mi mamá ya me tenía preparado el colacao y mi bocadillo para la hora del recreo, y no me dijo nada más, valla cumpleaños me esperaba, si ni siquiera mi madre se acordaba de él.
     Salí de mi casa, me monté en mi bici y me dirigí al instituto, ya me quedaba poco tiempo, no podría detenerme hoy en la playa, así que pedalee rápido para no llegar tarde.
     Cuando llegué, la sirena ya había tocado y estaban todos en clase. Llamé a la puerta, y aún no había llegado la profe, estaban todos haciendo un corrillo en la mesa de Laura.
_Marta_ Buenos días.
_Todos_ Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, todos te deseamos…
     Una sonrisa se dibujó en mi cara cuando todos acabaron la canción y se acercaron ofreciéndome besos y abrazos.
_Clara_ ¡¡Marta felicidades!!
_Marta_ Gracias Clarita, y eso ¿quién se acordó?
_Juan_ Pues el que se acuerda siempre de tu cumpleaños.
_Marta_ ¿El Facebook? _ Todos rieron.
_ Juan_ Gracias Marta… por desvelarles mi secreto a todos.
     Todos volvimos a reír.
_Profesora_ Vamos chicos todos a los asientos.
      Juan se acercó a mí y se sentó justo a mi derecha y Clara a mi izquierda. Éramos amigos inseparables desde la guardería y siempre nos sentábamos juntos.
_Juan_ ¿Y qué me dices Marta vamos a celebrar tu cumple esta tarde?
_Marta_ Mañana tengo que entregar un trabajo para la clase de Arte… y aún ni empecé mi dibujo.
_Juan_ ¿Y vas a dejar de celebrar tu fiesta por eso?
_Marta_ Tengo que aprobar como sea.
_Clara_ Déjala Juan, ella se lo pierde.
_Profesora_ Los tres mosqueteros del fondo silencio…
_Juan_ Sí profe. Es que es el cumpleaños de Marta hoy.
_Profesora_ No sabía… felicidades Marta.
_Marta_ Gracias profe_ sentía como mi cara comenzó a arder_ Gracias Juan_ dije sarcásticamente.
_Profesora_ Ahora silencio.
     Los tres nos callamos para evitar más reprimendas por parte de la profesora, que a pesar de que era bastante buena gente, también era muy exigente. Ya habíamos estado en más de una ocasión los 3 castigados a fuera por culpa del bocazas de Juan que no paraba nunca de hablar.
_Juan_ ¿entonces qué? ¿Lo posponemos para el finde?
_Profesora_ Juan, vete un ratito a charlar con el señor director y deja a las chicas tranquilas.
_Juan_ Pero…
_Profesora_ Sin peros…
     Juan cerró el libro que lo tenía abierto por una página que ni era la del temario y salió por la puerta…
_Juan_ Con tantas visitas que le hago se va a creer que quiero algo con él.
     Clara me miró divertida, y algunos compañeros comenzaron a reírse.
_Profesora_ ¿Alguno más quiere acompañarle?
     Toda la clase agachó la cabeza y se concentró en los ejercicios que había mandado hasta que la clase terminó.
_ Clara_ Y entonces ¿qué harás esta tarde?
_Marta_ No sé, creo que iré al parque un rato a ver si me inspiro con algo.
_Clara_ No estás muy inspirada últimamente eh.
_Juan_ Como va a estar inspirada si echan de clase a su muso cada que habla_ dijo sentándose en su silla_ ambas nos reímos_ No reírse no, esa maestra me tiene manía.
_Clara_ A ti todos los maestros te tienen manía…
_Juan_ Tendrán celos de mi belleza…
_ Clara_ De tu don para el lenguaje diría yo_ De nuevo empezamos a reírnos.
_ Juan_ Que graciosilla estás hoy, y ¿de qué hablaban? ¿De mí?
_Clara_ Nop, de lo que hará la aburrida de nuestra amiga el día de su cumpleaños.
_ Marta_ Lo celebramos este finde chicos, de todos modos estamos a Jueves solo tenéis que esperar dos días.
_Juan_ Dos días que se harán interminables_ dijo mirando hacía el profesor de dibujo que acababa de entrar.
     Todos nos sentamos en nuestros sitios y nos callamos al instante, porque si la otra profesora era sebera este era un tirano.
_ Profesor_ Espero que tengáis para mañana las pinturas, os recuerdo que si no entregáis el trabajo de mañana no aprobáis la asignatura.
_ Todos_ Sí profesor_ repetimos en coro.
     El profesor comenzó a dar su clase sin mayor tardanza, teníamos dos horas de dibujo seguida, y Don Luis era demasiado tranquilo. Tenía una voz grabe que hacía que te entrara un sueño increíble cada vez que empezaba a hablar, y las clases se hacían largas con él. Dos horas para nosotros, eran 4 horas de soñolencia. Por suerte luego teníamos el recreo y educación física.
     Juan casi empezó a babear cuando tocó la sirena que daba por terminada la clase.
_Juan_ ¡Por fin!_ dijo con la voz alta.
_Clara_ Dilo más fuerte que el profesor de la clase de segundo B no te ha escuchado_ La clase de 2B estaba en la 3º planta del edificio, se podría decir que era la clase más alejada.
_Juan_ Es que no sabes las ganas que tenía que terminara…
_Marta_ Te creemos, si casi manchas los apuntes de babas.
_Juan_ ¿Qué apuntes? Si estuve dibujando toda la hora._ dijo enseñándonos las hojas que tenía sobre la mesa.
      Clara y yo nos reímos al ver que solo tenía imágenes de chicas semidesnudas.
_Clara_ Hombres…
_Juan_ Claro que soy hombre, si fuera mujer dibujaría bolsos.
     Clara le dio un golpe a Juan.
_Clara_ Machista.
     Estos dos siempre estaban igual, parecían una pareja de novios, o más bien un matrimonio de casados ya casi al celebrar sus bodas de oro.
     En el recreo casi siempre nos quedábamos Clara y yo solas, porque Juan siempre se iba con los chicos a jugar al futbol después de comerse su bocadillo.
_ Clara_ ¿Cuándo se lo vas a decir?
_ Marta_ ¿Qué?_ Dije intentando evadir la pregunta, pero sí sabía a qué se refería.
_ Clara_ Pues que va a ser, que te gustan las chicas. El pobre se ve que está coladito por ti.
_Marta_ No sé cómo decírselo.
_Clara_ Se lo tendrás que decir tarde o temprano, y mejor que sea temprano.
     Clara tenía razón, pero era muy difícil para mí decírselo, él había sido mi amigo desde pequeños y a eso había que sumarle el hecho de que estaba enamorado de mí, pero no sabía cómo hacerlo, tenía demasiado miedo a que se enfadara conmigo. Clara era la única persona en el mundo que lo sabía. Pero yo no se lo dije, ella se dio cuenta sola. La verdad es que yo era bastante femenina, pero hice un comentario elogiando a una actriz de televisión cuando creí que no me oía nadie… pero ella me oyó. De todos modos no estaba arrepentida de ello, me sentí liberada cuando me dijo que lo sabía.
_Clara_ ¿Quieres que te acompañe?_ dijo sacándome de mis pensamientos.
_Marta_ ¿A dónde?
_Clara_ Esta tarde al parque.
_ Marta_ No hace falta, pero gracias, si hay alguien más no me concentro, además te aburrirás viéndome pintar.
_Clara_ Vale, vale, no me des más escusas.
_ Marta_ No es eso,…
_ Clara_ Tranquila, es broma.
      El recreo estaba finalizando y Juan volvió hacía nosotras.
_Juan_ ¿Visteis el gol que marqué?
_Marta_ No… lo siento me lo perdí.
_ Clara_ Te está tomando el pelo… no ves que estaba de portero.
     Juan empezó a reírse.
_ Juan_ Ya veo la atención que me prestas eh Martita_ dijo abrazándome la cabeza fuerte.
_ Marta_ ¡Oye! Que me despeinas… estaba pensando y por eso no te prestaba atención_ dije sacándole la lengua.
_Juan_ ¿Pensando?
_ Marta_ Perdón, no recordaba que esa palabra no está en tu diccionario… búscala en la enciclopedia cuando entres._ Ahora fue Juan el que me sacó la lengua.
     Mientras tanto Clara nos miraba divertida.
_Clara_ Vamos que al final llegamos tarde.
     Los tres entramos a clase y estaban recogiendo las cosas.
_Clara_ ¿Qué hacéis?
_Rocío_ Pues faltó el maestro de Lengua así que después de educación física nos vamos directamente para casa.
_Juan_ Genial.
     Perfecto… dos horitas más para hacer mi dibujo, terminando educación física me voy al parque.
     Dicho y hecho. Las clases de educación física hicimos lo de siempre, 15 min de estiramiento, 30 min de tenis, que era el deporte que tocaba hoy, y lo que restaba estuvimos haciendo relajación y al vestuario.
_Carla_ ¿Ya te vas?
_Marta_ Sí, ya me voy.
_Carla_ Juan y yo iremos un rato a la cafetería de Don Piñón, si nos necesitas, nos hechas de menos, o te servimos de inspiración, nos avisas…
_Marta_ Jajaja, gracias lo tendré en cuenta.
_ Carla_ Nos vemos luego.
_Marta_ Hasta luego.
     El parque estaba a dos calles del instituto, así que no tardé nada en llegar, me senté al lado del lago y saqué mi blog de dibujo.
     Y allí estaba yo sola en el parque, esperando que la inspiración que hace días me abandonó volviera ahora por arte de magia. Cada 30 min pasaba alguien corriendo por detrás de mí… eran mi única “compañía”. Abro mi libreta y cojo el lápiz, la afilada punta apunta hacía el centro de la hoja pero nada… después de dibujar tres garabatos que solo conseguirían aprobarme si el profesor se quitara las gafas… igual si se las quito tenga alguna oportunidad…
     Marta… Marta… mejor dejas de pensar tonterías y te centras en el dibujo… bueno… futuro dibujo.
     Miro al cielo con la esperanza de que caiga de él mi inspiración.
_Marta_ ¿Pero qué coño?
     A lo lejos podía ver una silueta que caía del cielo. No se veía muy bien por la niebla pero… parecía ser una persona e iba a caer en el lago. Me puse en pie y vi como el agua se la tragaba.
     Me quité los zapatos y la chaqueta a toda velocidad y me tiré a socorrerla. Estaba casi en el medio del lago y pensé que no llegaría nunca pero al fin alcancé el lugar justo donde calló. Me sumergí y la busqué en las profundidades y no tarde en encontrarla, una luz cegadora emanaba del lugar donde estaba ella. Agarré su mano y la arrastré como pude a la superficie. No me dio tiempo a pensar nada cuando ya estaban mis labios sobre los de ella dándole el sorbo de aire que necesitaba para devolverla a la vida.
_Marta_ Vamos guapa… que tú puedes… respira joder.
     Ni siquiera sabía si estaba muerta ya cuando calló… pero algo me decía que siguiera dándole aire.
     Ya iba a darme por vencida cuando sentí su cuerpo vibrar bajo mis manos..
     Me quedé mirando como abría los ojos despacio, aún le costaba respirar.
_ Marta_ ¿estás bien? ¿Qué te paso?_ la bombardeé a preguntas sabiendo que por su estado no me respondería a ninguna.
_Desconocida_ Por favor… no le digas a nadie donde estoy…_ estas fueron las últimas palabras antes de cerrar de nuevo los ojos ante mi mirada atónita.
     Agarré su mano para saber si aún respiraba, tenía pulso, cosa que me tranquilizó.
     Me había dicho que no le dijera a nadie donde estaba… ¿pero por qué? Tenía a una chica inconsciente en mis brazos… ¿Qué hago?
     Solo se me ocurría llamar a Clara y a Juan.
      Cogí el teléfono con las manos temblorosas aún, y como pude marqué el número de Clara.
_Marta_ ¿Cla…Clara?
_Clara_ ¿Te pasa algo?
_Marta_ No te lo vas a creer, pero tengo a una mujer que ha caído del cielo a mis pies…
_Clara_ Claaaaro_ me dijo con tono incrédulo.
_Marta_ Que es verdad joder, vente para el parque estoy junto al lago, donde siempre, no tardes por favor.
     Colgué el teléfono sin esperar respuesta, estaba muy nerviosa, y solo hacía mirar al cielo y a la chica. No parecía que fuera a caer más nadie… cosa que agradecía. De vez en cuando tomaba el pulso de la chica, que seguía correcto. No sabía si llamar a la policía, al hospital… o esperar que viniera Clara, ella tenía la cabeza más fría que yo.
     Estuve como 15 min esperando a que ella llegara, hasta que al fin la vi aparecer por el camino acompañada de Juan.
_Clara_ Joder… era cierto.
_Juan_ ¿Está bien?
_Marta_ No sé, no sé_ dije con desesperación
_Clara_ ¿Pero está viva?
_Marta_ Pulso tiene…
_Juan_ Hay que llamar a una ambulancia o a la policía.
_Desconocida_ No…_dijo sin abrir los ojos y con gesto de dolor_ por favor, a la policía no…
     Los tres nos agachamos para acercarnos a ella.
_Marta_ Pero has caído desde muy alto, tenemos que saber que estás bien.
_Desconocida_ Estoy bien, solo necesito descansar, por favor… ayudarme.
Clara y Juan me miraron.
_Marta_ Nos disculpas, tengo que hablar con ellos en privado.
     La chica nos miraba como nos íbamos alejando un poco y mirando al cielo cerró los ojos de nuevo, no podía despegar mi mirada de ella.
_Clara_ ¿Marta? Estamos aquí eh.
_Marta_ Sí perdona. ¿Qué haremos?
_Juan_ Si queréis me la llevo yo a mi casa_ dijo mirándola con cara de baboso.
_Clara_ Está escapando de un peligro no la meteremos en la boca del lobo.
_Juan_ Gracias por lo que me toca.
_Clara_ Deja de mirarla como un baboso.
_Juan_ ¿Estas celosa?
_Marta_ ¿Queréis dejar ya de pelearos y decirme que hacemos?
_Clara_ No sé, parece que está bien… aunque yo no me llevo a una desconocida a mi casa.
_Juan_ En eso tienes razón… no sabemos nada de ella.
_Marta_ Yo me la llevaré a mi casa.
_Clara_ ¿Tú?
_Marta_ Ajá, yo tengo a mis padres allí, mi madre no trabaja y está siempre así que no estará sola en casa.
_ Clara_ No te dejaré sola con ella.
_Marta_ Pues pijamada. Le decimos que es una prima tuya y listo.
_Juan_ Buena idea, me apunto.
_Clara_ Claro díselo a tu primo y a dos o tres amigos más.
_Juan_ ¿No será demasiado?
     Clara lo miró con mirada asesina.
_Clara_ Obvio…
     Los tres nos acercamos a la chica, que estaba con los ojos cerrados y los abrió cuando sintió nuestra presencia.
_Clara_ ¿Cómo te llamas?
_Desconocida_ No tengo nombre.
_ Juan_ Todo el mundo tiene un nombre.
_Desconocida_ Yo no.
     Clara me miró y me dijo al oído que todo le parecía muy raro.
_Marta_ ¿No recuerdas como te llamas?
_Desconocida_ No sé…
_Marta_ ¿De dónde vienes?
_Desconocida_ No sé, solo recuerdo que iba en un avión… y que alguien me empujó hacía abajo.
_ Clara_ ¿Un avión? ¿Qué clase de avión?
_Juan_ De los que vuelan…
_Clara_ Calla imbécil, me refería a que si era de pasajeros, de mercancía…
_Desconocida_ No sé…
_Marta_ ¿Quién te tiró?
_Desconocida_ No sé…
_Juan_ Esta chica no sabe nada.
_Desconocida_ Siento molestaros chicos, pero de veras no recuerdo nada más allá del avión.
_Marta_ ¿Y por qué no quieres que llamemos a la policía? Esto es muy raro.
_Desconocida_ Porque el que me tiró del avión, iba vestido de policía.
_ Marta_ ¿Recuerdas cuantos años tienes?
_ Desconocida_ No
_ Clara_ ¿Y no tienes carnet o DNI o algo?
     La chica se reincorporó y buscó en sus bolsillos.
_Desconocida_ No tengo nada.
     Su gesto era triste, parecía asustada todo el tiempo  y tenía los ojos  llorosos.
_ Marta_ Tranquila, te vendrás conmigo, no te dejaremos sola.
_Desconocida_ Muchas gracias… no sé que está pasando, que me ha pasado, y tengo mucho miedo.
     La chica se abalanzó a mis brazos y me abrazó. Parecía tener como 24 años, y la verdad que era hermosa, entendía la cara de baboso que tenía Juan cuando la miraba. Yo la abracé fuerte.
_Marta_ No te preocupes por nada.
     Clara me miró, mientras que Juan nos miraba a ambas, primero a una, y luego a la otra.
_Juan_ Habrá que buscarle un nombre ¿no?
_Clara_ Claro, de algún modo tendremos que llamarla… ¿Qué te parece…Ángela? Ya que calló del cielo.
_Ángela_ Por mi está bien, llamadme como queráis_ dijo dejándome de abrazar.
_Clara_ Ok, entonces Ángela, chicos tengo que ir a llamar a mi madre para decirle que me quedo esta noche en tu casa, ahora vengo_ Dijo mirándome.
_Juan_ Vamos Clarita, déjenme ir con ustedes, os vendrá bien un hombre fuerte que os ayude.
     Ángela y yo nos miramos divertidas. Juan iba detrás de Clara implorándole que le dejara quedarse con nosotras.
_Marta_ ¿A dónde vas?_ le grité a Clara.
_Clara_ Mi móvil se quedó sin saldo, voy a la gabina que hay junto al kiosco.
_Marta_ ¿Quieres el mio?
_Carla_ Gracias, pero ya que voy al kiosco le meto saldo.
_ Marta_ Ok.
     Ambos desaparecieron entre la maleza y Ángela y yo nos quedamos a solas.
_Ángela_ Tengo frio.
_Marta_ Normal mujer, estás empapada.
_Ángela_ Tú también lo estás.
_ Marta_ Sí, lo sé, también tengo frio. Ven ponte esto._ dije ofreciéndole mi chaqueta.
_ Ángela_ ¿Y tú?
_ Marta_ No te preocupes, si me pongo enferma me libro de entregar el dibujo mañana…
_ Ángela_ ¿Tú dibujas?
     Ángela se quitó la camisa delante de mía sin pudor ninguno. Y yo me puse roja como un tomate, no sabía donde mirar.
_ Marta_ ¿Pero qué haces? Y si te ve alguien…
_Ángela_ No te preocupes será rápido_ dijo poniéndose la chaqueta.
_ Marta_ ¿Estás mejor?
_ Ángela_ Sí gracias, ahora estoy mejor. ¿Y bien?
_ Marta_ ¿Y bien qué?
_ Ángela_ ¿Dibujas?_ dijo acercándose a mí despacio.
_ Marta_ Em… sí… ¿qué haces?
     Ángela me rodeó y se puso detrás de mí.
_ Ángela_ Shhh, confía en mí.
     De apoco me ponía más nerviosa al oír como se iba abriendo la chaqueta. Sus manos se pusieron en mis caderas y agarraron mi blusa, que iba levantando de apoco.
_ Marta_ Pero… ¿qué haces?
     Me estaba poniendo nerviosa el tenerla detrás, todo lo hacía despacio… y me estaba empezando a ruborizar.
     Ella pegó su cálido cuerpo al mío y me rodeó con sus brazos. Podía sentir su piel sobre la mía y sus pechos clavándose en mi espalda…
_Ángela_ ¿Tienes menos frio?
_ Marta_ Em… esto…_ Sentirla tan cerca de mí… su aliento en mi cuello… por supuesto que se me había pasado el frio_ sí.
     Ambas nos quedamos en silencio… no sabía que decir, me había quedado sin palabra con sus actos. Pero lo cierto era, que ya no tenía frio.
_Clara_ ¿Qué demonios…?
     Las palabras de Clara me hicieron sobresaltarme, pero Ángela me tenía abrazada y no me soltó.
_ Marta_ Teníamos frio.
     Juan apareció por detrás y se nos quedó mirando como el que ve a dos chicas besándose, y eso que sólo nos abrazamos.
_ Juan_ Puedo… ¿unirme? Tengo frio yo también.
     Me volví a ruborizar tras las palabras de Juan, pero Clara terminó con el tenso momento propinándole un golpe.
_ Juan_ Pero… ¿qué hice ahora? Me vas a poner maduro con tantos golpes.
_Clara_ Tú ya venías pasado de nacimiento, no me eches la culpa.
     Ángela y yo nos sonreímos.
_Ángela_ ¿Estos siempre están igual?_ me dijo al oído.
_ Marta_ Aún no has visto nada._ dije sonriendo.
     Ella apoyó su cabeza en mi hombro y los miraba, mientras que yo, solo podía verla a ella de reojos. Era muy hermosa…
     Clara arruinó mi comodidad cuando dijo…
_ Clara_ ¿Y ustedes qué? ¿Os vais a quedar ahí abrazadas todo el tiempo?
     En ese momento quise matarla, Ángela me liberó del abrazo y se separó, cerrando la chaqueta y bajándome la camisa mojada. Sentí un escalofrío al sentir de nuevo el frio de la tela en mi piel.
_ Marta_ No ¿verdad?_ dije lanzándole una mirada asesina a mi mejor amiga._ Vámonos ya a casa, quiero cambiarme, que tengo frio.
     Juan cogió mi bicicleta y nos dirigimos hacía mi casa. Por el camino fuimos debatiendo por la supuesta edad de nuestra nueva amiga. Al final nos quedamos con que tenía 24 o 25 años.
_ Ángela_ ¿Sigues teniendo frio?_ dijo dirigiéndose a mi.
_ Marta_ Un poco, pero tranquila ya estamos llegando a casa, es esa_ dije señalándola.
_Ángela_ Acogedora_ dijo mirándome y sonriendo.
     Su mirada me ponía nerviosa.
     Clara llamó a la puerta y mi madre nos abrió.
_ Mamá_ Hola chicas, ¿qué hacéis todos aquí? ¿No deberíais estar en el instituto?
_ Marta_ Faltó un profesor. Dije entrando para dentro intentando que no se diera cuenta de mi ropa.
_ Mamá_ ¿Qué te paso?
_ Marta_ Em… los niños después de educación física me gastaron una broma…
_ Mamá_ Pues no es época de andar jugando con agua.
_ Marta_ Sí mamá, lo sé, ya les dije y se disculparon. Tenemos que irnos mamá, tenemos que cambiarnos.
_ Mamá_ Sí, será mejor que os cambiéis.
_ Marta_ Por cierto, Clara y Ángela se quedan a pasar la noche.
_ Mamá_ Pero… mañana tenéis clase.
_ Marta_ Lo sé, por eso hemos quedado tenemos que terminar un trabajo y puede que nos coja parte de la noche.
_ Mamá_ Ok… ¿y ella quien es?
_ Marta_ Es la prima de Clara, Ángela.
_Ángela_ Buenos días señora.
_ Mamá_ ¿Está en tu clase?
_ Marta_ No mamá, ella es más grande, está en la universidad.
_ Mamá_ ¿Y que hacía en los vestuarios con vosotras? También está mojada.
_ Marta_ Hay mamá ya deja la preguntadera, nos vamos a mi cuarto que hace frio.
_ Mamá_ Está bien, nos vemos a la hora de la cena… por cierto… felicidades_ dijo sonriéndome.
_Marta_ Gracias mamá._ dije devolviéndole la sonrisa.
_ Juan_ Em… ¿Dónde pongo la bici?
_ Mamá_ Puedes ponerla ahí detrás Juan, gracias ¿Tú también te quedas a cenar?
_ Clara_ No, él se tiene que ir ya, ¿verdad Juan?
     Juan miró a Clara que estaba matándolo con la mirada.
_ Juan_ Sí señora, me tengo que ir. Nos vemos mañana chicas.
_ Todas_ Hasta mañana.
_ Juan_ Que bonito… os salió en coro.
_ Clara_ Adiós Juan…
_ Juan_ Adiós_ dijo ya desesperado.
     Las tres subimos a mi cuarto, yo fui directamente a mi ropero.
_ Marta_ ¿Queréis un pijama?
     Ambas afirmaron y yo les pasé uno a cada una, y me dirigí para el baño.
_Ángela_ ¿A dónde vas?
_Marta_ Voy a darme una ducha, ¿quieres ducharte?
_Ángela_ ¿Contigo?
     Esa pregunta me desarmó y me ruboricé de nuevo. Nunca me había puesto tantas veces roja en un día.
_Marta_ Pues…
_Ángela_ Tranquila, era una broma. No me voy a duchar hoy, ya he tenido demasiada agua por el momento.
_Marta_ Pues… me voy a la ducha yo, ahora vuelvo_ dije rápido intentando salir de la habitación a la mayor velocidad posible.
      Intenté no tardar mucho en el baño, aunque la realidad es que necesitaba terriblemente relajarme. Salí, me sequé y me puse el pijama. Sin más me dirigí a mi habitación.
_Clara_ Me toca_ dijo abriéndose paso ante mi.
_Marta_ ¿A dónde vas?
_Clara_ A la ducha, yo no me mojé en el lago como otras, necesito una ducha para liberar tensiones.
     Yo quedé mirándola cómo salía de mi habitación. Pero pronto dirigí la vista hacía aquella desconocida que tenía ahora en mi casa. Tenía el pelo rubio y rizado, hasta la cintura, sus bucles se habían deshecho con el agua y apenas ahora podían verse. Sus ojos eran color miel, y su piel clara.
     Estaba mirando hacía el cielo, como con curiosidad.
_Marta_ ¿Qué haces?
_Ángela_ Me pregunto por qué tanta niebla.
_Marta_ Yo me llevo preguntando eso desde hace días.
_Ángela_ ¿Hace días que está el cielo así de cubierto?
_Marta_ Desgraciadamente…
_Ángela_ ¿Y a qué se debe?
_Marta_ Nadie sabe, todos dicen que es el clima, que lo estamos volviendo loco.
     Despacio me senté junto a ella en el borde de mi ventana. Y me puse a contemplar el cielo también.
_Ángela_ Oye, ¿felicidades por qué?
_Marta_ Es mi cumpleaños.
_Ángela_ No sabía, felicidades.
_Marta_ Gracias_ dije sonrojándome_ en realidad no tenías por qué saberlo, acabamos de conocernos.
_Ángela_ Cierto, pero igual estás felicitada.
     Ambas sonreímos y nos quedamos mirándonos por unos segundos. Ella miraba mis ojos, mientras mi mirada se dirigía sin darme cuenta a sus labios.
_Ángela_ ¿Te gustan mis labios?
     Tras esa  pregunta incómoda me di cuenta de hacía donde miraba… y no sabía que responder.
_Marta_ em…_ no pude evitar mi sonrojo.
_Ángela_ A mi me gustan tus ojos…
     En ese momento Clara abrió la puerta, se estaba convirtiendo en mi salvadora de momentos incómodos. Ya iban unos cuantos hoy Clarita, muchas gracias.
_Clara_ Chicas, es hora de cenar, me acaba de avisar tu madre de que vallamos bajando.
     Yo fui la primera en levantarme, aún estaba nerviosa por lo sucedido… ¿qué pretendía de mí esta chica? ¿Acaso también era lesbiana y yo le gustaba o tan solo pretende ser simpática y amable porque le ofrecí mi casa y no la deje sola?
      Ambas bajaron tras de mi. Durante la cena estuvimos esquivando las preguntas de mi madre, que era curiosa por naturaleza e intentaba saber más de la “prima” de Clara, gracias a Dios, Clara era bastante rápida para buscar escusas y se las contestó todas. La pobre Ángela la miraba dándole las gracias por todo.
      Por fin terminó la interminable cena. Y tras recoger la mesa nos fuimos al cuarto.
_Clara_ Bueno chicas y ¿ahora qué?
_Marta_ Pues tenemos que dormir, Ángela estará cansada.
_Ángela_ Pues un poco, la verdad.
_Clara_ Yo esperaba… no sé… peleas de almohadas, charla con helado de chocolate, poner verdes a las demás chicas de la clase…
_Marta_ Mañana tenemos clase.
_Clara_ ¿Acabaste el dibujo de Arte?
_Marta_ Hice unos cuantos garabatos, entregaré alguno de ellos, es mejor que nada.
_Ángela_ Siento que no terminaras tu dibujo por mi culpa.
_Marta_ No es por tu culpa, ya hacía tiempo que mi inspiración no me acompañaba.
_Clara_ Bueno chicas, a dormir_ dijo poniéndose a un extremo de mi cama y abrazándose a las mantas.
_Marta_ ¿Vas a dormir en mi cama?
_Clara_ Por supuesto, ¿no querrás que duerma en un colchón hinchable con mi espalda no?_ dijo poniéndome carita de pena
_Marta_ La confianza da asco.
_Clara_ Hasta mañana.
_Marta_ Que descanses.
     Marta sonrió y se acomodó más a la almohada. Ángela y yo nos acostamos también en el colchón hinchable. Yo me puse hacía un lado dándole la espalda a ella.
_Marta_ Buenas noches.
_Ángela_ Que descanses.
     Saber que ella estaba en el otro extremo de la cama no me ayudaba en absoluto a conciliar el sueño, y me  pasé las primeras horas de la noche intentando dormir. La posición tampoco era muy cómoda que digamos y hacía mucho frio llegando a ciertas horas de la madrugada.
     Despacio me volteé y la miré. Parecía estar profundamente dormida. Se veía hermosa con los ojos cerrados y medio despeinada. A veces hacía algún que otro gesto de frio. Me levanté, y cogiendo otra manta de la silla, se la eché con cuidado por lo alto.
Ella se movió, abrazándose a las mantas, sin llegar a despertarse.
     Me senté en una silla, observándola, como dormía plácidamente. Y sin más cogí mi cuaderno y comencé a dibujar, en la oscuridad, sin saber que hacía realmente.
     Estuve horas allí sentada, con el lápiz en la mano, dando vueltas por una hoja que apenas llegaba a distinguir. No recuerdo como ni cuando llegué a mi cama, solo que amanecí en ella. Ángela me abrazaba.
     El sonido de mi teléfono me despertó.
      Cogí mi móvil con los ojos medio cerrados y leí el sms, era de Juan.
     “Dónde Coño estais? Stais bien? Cnt”
_Marta_ ¡Joder!_ hice amago de levantarme hasta que recordé que Ángela estaba abrazada a mi.
     La aparté como pude, y sintiéndolo mucho, y me acerqué hasta Clara que dormía tranquila en mi cama.
_Marta_ Clara, clara_ susurraba mientras la movía con mis manos intentando despertarla.
_Clara_ Un ratito mas…
_Marta_ Joder como en las películas jajaja… Mierda Clara despiértate ya.
_Clara_ ¿Qué quieres pesada?
_Marta_ Faltan 10 min para que empiece la primera clase, ya no llegamos, pero si nos damos prisa entramos en la segunda.
_Clara_ Joder, ¿por qué no me has despertado antes?_ dijo alzando la voz.
_Marta_ Shhhhh ¿Por qué yo también dormía?_ dije sarcásticamente y susurrando.
     Clara y yo nos pusimos manos a la obra, nos vestimos, nos aseamos, y casi estábamos a punto de irnos a desayunar cuando me acordé de Ángela.
_Marta_ Mierda Ángela
_Clara_ ¿Qué pasa con ella?
_Marta_ Le dejaré un mensaje para que sepa dónde estamos y que hacer cuando se despierte.
_Clara_ No tenemos mucho tiempo, así que ándate deprisa.
_Marta_ Tranquila, ahora vengo.
     Cogí un trozo de papel, y le dejé a Ángela la hora y la dirección dónde tenía que encontrarse con nosotras. Y bajé corriendo a la cocina. Clara estaba desayunando y yo solo me tomé un colacao.
_Marta_ Mamá ¿por qué no nos despertaste?
_Mamá_ Como no os levantasteis ninguna pensé que entrabais más tarde.
_Clara_ Ya deja de regañar a tu madre que tenemos que irnos dijo tirando de mi hacía la puerta.
_Mamá_ Chao chicas.
_Marta_ Hasta luego mamá.
_Clara_ Hasta luego señora.
     Cuando estábamos a punto de salir por la puerta mi mamá nos detuvo.
_Mamá_ Deteneos chicas.
_Marta_ ¿Qué pasó mamá?
_Mamá_ Cerraron los colegios_ dijo aumentándole el volumen a la televisión.
     Clara y yo nos fijamos en la televisión, en todos los canales había lo mismo, habían cerrado nuestros colegios y estaba prohibida la entrada y salida a nuestra ciudad. Mi móvil sonó de nuevo con otro sms de Juan.
“Chicas no sé qué está pasando pero nos acaban de sacar del colegio soldados y nos han mandado para casa… ¿sabéis algo?”
    Yo miré a Clara y clara me miraba a mí y mi madre miraba a las dos.  Justo en ese instante un coche lleno de soldados paró frente a nosotras y nos ordenó que entráramos en nuestros domicilios y que no saliéramos… ¿Qué coño estaba pasando?
      Con un suave empujón de mi madre entramos en casa.
_Marta_ ¿Qué te han dicho?
_Mamá_ Nada, no me han contestado nada, solo me han ordenado que entre a casa y que no abra la puerta.
    Clara agarró con fuerza mi mano.
_Clara_ Esto parece una jodida película de terror, primero la niebla, luego Ángela y ahora las fuerzas armadas…
_Mamá_ ¿Qué pasa con tu prima?
_Marta_ Que está durmiendo arriba y no se enteró de nada, vamos a avisarla_ dije tirando de clara y dejando a mi madre mirándonos desde la puerta.
     Entramos a mi cuarto a toda velocidad y sobresaltando a Ángela que aún seguía dormida.
_ Ángela_ ¿Qué pasa?
_ Marta_ Hay soldados por todas partes y han prohibido que salgamos a las calles_ dije mirando por la ventana.
_Ángela_ ¿En serio?
_Clara_ No tenemos tanta imaginación.
_Ángela_ Pero… ¿en qué ciudad he caído?
_Marta_ Esto nunca ha pasado, todo está raro en la ciudad desde la llegada de la niebla.
_Ángela_ ¿Cómo raro? ¿Pasan cosas raras?
_Clara_ Sí zombies por las calles…
_Ángela_  Claro..._ dijo sarcásticamente
_ Marta_ Sería lo que me faltaba…
_ Ángela_ Pero cuando decís cosas raras, ¿a qué os referís exactamente?
_Marta_ A nada en concreto en realidad, solo que desde que apareció la niebla hay más policías rondando por las calles, eso es todo, pero suponemos que es por la falta de visión de la niebla.
_Clara_ Para mantener a raya a los ladrones.
_Marta_ Eso pensábamos al menos.
_Ángela_ ¿Ahora creéis otra cosa?
_Clara_ Soy realista, no creo en monstruos, ni en zombies mutantes, ni nada de eso, y la niebla lleva muchos días y nadie se enfermó ni hay excesivo número de muertes ni nada de eso… pero algo está pasando o no prohibirían la entrada y salida de la isla, incluso de las casas.
_ Ángela_ ¿Estoy en una isla?
_Clara_ ¿Ni siquiera sabes dónde estás?
_ Ángela_ Solo recuerdo el avión, más atrás nada.
_Clara_ ¿No serás peligrosa no?
_Ángela_ ¿Yo?_ yo me quedé mirando a Clara esperando que continuara.
_Clara_ Te lanzan desde un avión, o te lanzas, y ahora prohíben el acceso a nuestra isla… igual eres tú a la que buscan.
_Ángela_ ¿Tu crees?_ Su expresión era desorientada… yo estaba absolutamente convencida de que no recordaba nada.
_Clara_ Podría ser, si no por qué no quieres que llamemos a la policía.
_ Ángela_ Porque fue la policía quien me lanzó del avión.
_Clara_ ¿Segura no te lanzaste tu solita intentando escapar?
_Ángela_ No creo que lanzarte desde un avión en pleno vuelo tenga muchas escapatorias posible.
_Clara_ Tú sobreviviste.
_Ángela_ Cuestión de suerte supongo.
_Clara_ Si no tienes nada que ocultar ni de lo que escapar, entrégate a la policía.
     Un silencio incómodo se formó en la estancia tras decir eso, yo no sabía que pensar, algo me decía que Ángela no era mala persona ni mucho menos la persona que había provocado eso. Solo era una intuición, no tenía pruebas, tal vez Clara tenía razón, eran demasiadas casualidades, pero la expresión de Ángela, era verdaderamente de desconcierto, una mezcla de temor, por descubrir lo que era antes… ¿y si verdaderamente era ella la culpable y a la que todos buscan?
_Ángela_ Creo que debería de entregarme a la policía.
_Clara_ Muy bien dicho.
_Marta_ Ángela… ¿estás segura?_ dije tomando su mano entre las mías.
     Sus ojos estaban llorosos, y su mirada ausente, tenía miedo, lo podía ver, sus manos temblaban entre las mías…
_Marta_ Nosotras te acompañaremos si quieres.
_Clara_ ¡Pero no podemos salir de aquí!
_ Marta_ La dejaremos con la primera patrulla de soldados que encontremos. ¿Estás de acuerdo?
_Clara_ ¿Y si nos acusan de cómplices?
_Ángela_ Yo diré que no tenéis nada que ver.
_Clara_ ¿Y cómo le diremos a tu madre que salimos?
_Marta_ Saldremos cuando esté en el salón mirando la tele.
     Es difícil salir de escondidas de mi casa,  ya que tiene dos plantas, la planta alta, estaba llena de barrotes en todas las ventanas, y la distribución de la planta baja era… demasiado pública, por decirlo de algún modo. En la planta baja tras pasar por la puerta de entrada te encuentras con una entrada/vestíbulo abierto, a la derecha está la puerta de la cocina, que es un arco bastante grande y a la izquierda el salón. No hay pared ni barra, ni muro que separe el salón del vestíbulo. Justo en frente están las escaleras que llevan hasta los dormitorios, el de mis padres, el mío y uno de invitados, que nunca se usa en realidad, es más bien un trastero con cama, al final del pasillo un baño donde nos duchamos todos. Nosotros siempre comemos en la cocina, ya que hay una gran mesa de madera en el centro, aunque cuando estamos solo mi mamá y yo lo hacemos en el salón ya que ahí tenemos la televisión. La mesa es baja, pero es mejor que nada. Un sofá enorme da la espalda a la entrada, y justo en la pared de enfrente está el televisor.   Por eso era mejor esperar a que mi mamá se sentara a ver la tv, así podríamos salir por detrás de ella sin que se diera cuenta.
     Despacio me asomé a las escaleras.
_Clara_ ¿Qué hace?_ Susurró
_Marta_ Es el momento, está mirando las noticias.
     Yo fui de puntillas bajando las escaleras y Ángela y Clara me siguieron a hurtadillas, abrimos la puerta de la casa y la cerré con cuidado tras de mí.
_Clara_ Fue más fácil de lo que pensaba
_Marta_ Estaba metida en la televisión mi mamá.
     Ángela me agarró fuerte de la mano.
_Ángela_ ¿Podemos darnos prisa por favor? Esto parece un pueblo fantasma y me está dando miedo.
     Al dirigir la vista al frente todo estaba vacío, no había coches circulando, ni se escuchaba nada, ni un pájaro, ni un motor a lo lejos, ni personas hablando… daba realmente miedo. La niebla cubría prácticamente todo, como estos días atrás, y apenas se podía ver el árbol que había al otro lado de la calle…
_Clara_ Esto da miedo… ¿y si llamamos a la policía y que vengan a por ella?
_Marta_ Se enterará mi madre.
_Clara_ ¿Y qué coño importa?_ Estaba subiendo el tono de voz con cada palabra que pronunciaba, yo hice un gesto para que bajaba el volumen y lo último lo dijo susurrando_ Estoy cagada de miedo…
_Marta_ Si buscan a Ángela, y está con nosotras, ¿a qué coño tienes miedo? ¿A la niebla? Lleva días por aquí, por dios, tranquilízate_ yo también tenía miedo y en cierto modo intentaba auto convencerme.
_Clara_ ¿Y si no es a ella a quien buscan? ¿Y si nos secuestran?
_Marta_ No estamos en una película, relájate_ dije soltando a Ángela para abrazar a mi amiga_ ¿Mejor?
_Clara_ Está bien, tienes razón, llevémosla y recemos porque todo esto se acabe.
     Ángela volvió a agarrarme la mano y me miró. Ayer se veía una chica fuerte y atrevida, segura de sí misma, y hoy me miraba con desconfianza, miedo… estábamos a punto de llevarla ante los militares, es normal el cambio de comportamiento supongo. Me daba una ternura increíble verla tan frágil, me daban ganas de besarla, abrasarla y decirle que todo saldría bien, que no tuviera miedo… pero la realidad es que no sabía exactamente que iba a ser de ella en el momento en que la entregáramos a las autoridades.
     Yo cogí la mano de Clara, que se pegó más a mí, y las tres nos dirigimos por la acera en dirección a la comisaría de policía. En realidad esperábamos encontrarnos con alguien de camino, pero se ve que la gente se había tomado realmente en serio eso de no salir de sus casas... el silencio era tan abrumador que el  vibrar de mi móvil hizo que nos petrificáramos del susto. Busqué en mi bolsillo y lo saqué.
_Marta_ Es Juan, nos pregunta si estamos bien, y por qué no respondimos al mensaje.
_Clara_ Estará preocupado por nosotras.
     Un nuevo mensaje de Juan llegó antes de que pudiera contestar al anterior.
“ chicas k sta pasando? Sabeis algo? Llevo todo el rato sentado frente la tv y solo dice k no salgamos de nuestras casas, toda la isla está en cuarentena”
     Clara y Ángela me miraron, buscando una respuesta en mí que no sabía darles. ¿Cuarentena?
     Justo en ese momento, llegó un soldado ante nosotras.
_Soldado_ ¿Qué estáis haciendo fuera? ¿No os habéis enterado de que estamos en cuarentena? Meteros en vuestras putas casas_ Estaba demasiado alterado con nosotras, no habíamos hecho nada… bueno saltarnos el toque de queda.
_Marta_ ¿Qué está pasando?
_Clara_ Traemos a quien buscáis_ dijo señalando a Ángela.
_Solado1_ ¿A quién buscamos? Dejaros de tonterías, e iros a vuestras casas_ No dejaba de mirar a los alrededores… tenía… ¿miedo?
     Un camión de metal se detuvo justo delante de nosotras, el soldado que conducía se bajó.
_Soldado2_ ¿Qué están haciendo estas niñas aquí?
_Soldado1_ Ya las mandé a sus casas.
     Un ruido raro comenzó a sonar, no sabíamos de dónde provenía el zumbido… era como si el tubo escape de una moto estuviera mal…
_Marta_ ¿Qué es ese ruido?
 _Soldado2_ Es demasiado tarde para que vallan a sus casas, ya están aquí_ dijo mientras nos empujaban hacía el camión.
_Clara_ ¿Quiénes están aquí? ¿Qué cojones está pasando?_ todo esto lo decía gritando asumida en la desesperación de no saber absolutamente nada.
     Yo estaba prácticamente igual, quería saber que hacíamos allí. Por un momento me despisté y Ángela se había soltado de mi mano.
_Marta_ ¿Ángela? ¿Ángela? _ miré hacía todos lados intentado buscándola y no la encontraba fuera del camión.
_Soldado1_ ¡Rápido, cierra y arranca este maldito trasto de una vez! Dijo entrando con nosotras.
     La puerta del camión se cerró y todo quedó asumido en la oscuridad.
_Marta_ Ángela…_ dije una vez más
     Una mano agarró la mía.
_Ángela_ Estoy aquí, tranquila_ tenía un filo hilo de voz casi imperceptible. Tenía miedo.
     Clara me abrazó, cuando el silencio que reinaba fue sustituido por los gritos del soldado que se quedó fuera…
_Soldado1_ Joder… joder, ¡joder!_ gritó golpeando la pared de metal que nos separaba del exterior.
     Las tres nos quedamos en silencio, contemplando los ojos del soldado que teníamos al frente, sentado en el suelo como un niño que tiene miedo… ¿qué había ahí afuera?
     Estuvimos como una hora encerradas en aquel camión. Después de los gritos sobrecogedores de aquel pobre soldado nadie había abierto la puerta, ni ningún otro sonido proveniente del exterior había llegado hasta nuestros oídos.
     Nuestros ojos al fin se estaban acostumbrando a la oscuridad y podíamos ver algo más que cuando entramos. Estaba vacío, no era muy grande aquello, apenas 9 metros cuadrados, no había un triste agujero en la pared por donde pudiera entrar la luz del sol. El soldado estaba sentado junto a la puerta, abrazado a sus rodillas y la cabeza entre ellas, no decía nada, se mantenía inmóvil como una estatua de piedra. Al otro extremo del camión estábamos nosotras, Ángela tenía agarrada mi mano, con los dedos entrecruzados y su cabeza apoyada en mi hombro izquierdo, y Clara prácticamente estaba igual. El aire se sentía cargado y caliente. Hacía muchísima calor allí dentro.
     Miré a los alrededores, por si podía encontrar algún arma o algo para luchar contra lo que quisiera que fuese eso que había ahí afuera, pero no encontré nada… el única arma es la que tenía el soldado.
 _Clara_ ¿Cómo te llamas?_ dijo esperando respuesta del soldado que no había levantado cabeza desde que todo se silenció.
_Soldado1_David, me llamo David.
_Clara_ Yo soy Clara, Ella es Ángela y ella Marta. Pareces joven… ¿qué haces en el ejército?
     Ahora que me fijaba bien, Clara tenía razón, David tenía pinta de no pasar de los 25 años. Era un chico bastante guapo, y tenía la cabeza parcialmente rapada, solo la parte superior tenía el pelo un dedo de largo… si acaso. Su piel era morena y sus ojos oscuros. No alcanzaba a ver más dentro de la oscuridad que reinaba dentro.
_David_ Sinceramente, eso me estoy preguntando ahora ¡No tendría que estar aquí joder!_ dijo golpeando el suelo del camión con rabia_ No tendría que estar aquí_ su voz se hizo pequeñita tras esta segunda vez…
_Clara_ ¿Qué pasó allá fuera? ¿Por qué  estamos en cuarentena?
_David_ No lo sé, y aunque lo supiera, no sirve de nada.
_Ángela_ ¿Cómo que no lo sabes? ¿Vendrán a sacarnos verdad?
     David empezó a reírse… no era una risa de alegría era más bien nerviosa, tirando a burlesca.
_David_ Crías…_ dijo finalmente
_Ángela_ ¿Cómo?
_David_ La cagasteis cuando salisteis de vuestras casas… ahora estáis muertas, ahora estamos muertos.
     Esas últimas palabras del soldado callaron a Ángela  y a Clara, yo no había pronunciado vocablo en la conversación y tan solo me había mantenido al margen escuchando.
_Marta_ ¿No deberías hacer algo?, algo más que meternos miedo_ dije dirigiéndome al soldado.
_David_ No puedo hacer nada… nadie puede.
_Marta_ ¿Qué paso ahí afuera? ¿Qué hay ahí afuera?
_David_ Algo que nunca tendría que haber salido del puto lugar de donde estaba.
_Clara_ ¿A qué te refieres?
_David_ Esos malditos putos jefes de gobierno no saben nada, aun así ordenan y ordenan sin pensar en las consecuencias… sabéis_ dijo inclinándose hacia delante como si fuera a contarnos un secreto_ por lo que sé ya habían avisado que esto pasaría, pero la puta ambición de los más ricos ciega… y después ¿quién se jode? El pueblo…_ se reincorporó_ Al final todo termina siendo como una partida de ajedrez, primero mueren los peones, luego los caballeros, alfiles… para proteger a un rey y una reina que apenas se han movido de su casilla… cuánta razón tenía aquel viejo.
_Clara_ ¿Qué viejo?
     David volvió a reír.
_David_ No soy tan listo como para inventarme una metáfora así. Un viejo borracho la dijo una noche en un bar.
_Clara_ Tenía razón… aunque no entiendo algo… ¿qué ha salido? ¿Qué ha pasado?
_David_ Que uno de mis mejores amigos ha muerto para salvarnos, y yo no he podido hacer nada.
_Clara_ ¿Te arrepientes de haber entrado en el camión?
_David_ Me arrepiento de tantas cosas ahora… de no haber besado más a mi madre, de no haber pasado tanto tiempo con mi padre, incluso de no haber follado más con mi novia_ dijo echando su cabeza hacía atrás, apoyándola con el metal del camión y sonriendo_ ¿de no salir a ayudar a mi amigo? Igualmente estoy tan muerto como él.
_Clara_ ¿Cómo sabes que está muerto? Igual está vivo aún, y nos necesita.
_David_ Nadie escapa, y posiblemente no salgamos de aquí con vida…_ su pistola descansaba sobre sus manos y él no dejaba de mirarla…_ Chicas… podría haceros un favor enorme incrustando una de estas balas en vuestra sien_ en ese momento nos miró directo a los ojos… ¿había oído bien?_ pero…_ sonrió y volvió a mirar el arma_ no tengo el valor suficiente para salvaros.
     Tras decir esto se puso el cañón entre sus labios y cerrando sus ojos  y sonriendo apretó el gatillo sin que nos diera tiempo a reaccionar.
     El ensordecedor sonido del disparo dentro de aquel habitáculo enchapado nos provocó un dolor agudo en el oído y un pitido en la cabeza que parecía que no se iba a ir nunca. Apenas podía oír a Clara que estaba llorando y gritando y Ángela que no cesaba de golpear las paredes del camión exclamando que nos sacaran de aquel maldito lugar… me estaba volviendo loca… necesitaba de nuevo el silencio que había en el exterior…
     De repente vi a Ángela dirigirse al soldado muerto y coger su arma entre sus manos.
_Marta_ ¿Qué coño pretendes hacer? ¡Suelta eso!
_Ángela_ Acabar con esto de una vez… tapaos los oídos.
     Ángela me dio la espalda y antes de que pudiera detenerla se oyó un nuevo disparo. Yo solo pude taparme los oídos y cerrar mis ojos con todas mis fuerzas. Me daba mucho miedo abrirlo… ya no oía absolutamente nada, solo el sonido agudo que retumbaba en mi cabeza… tenía las lágrimas a punto de salir, por la muerte del soldado frente a nosotras, por el disparo… por todo… esto estaba terminando con mis nervios… tenía ganas de vomitar y me sentía tremendamente mareada…
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_Ángela_ Abre los ojos… vamos despierta…_ La voz de Ángela sonaba a lo lejos.
_Marta_ ¿Me he muerto?
_Ángela_ Si estás muerta, avísame… significaría que luchamos contra zombis_ Su voz se oía más cercana.
     Abrí los ojos y allí estaba ella. Al principio solo veía una mancha borrosa, pero poco a poco apareció ante mí su silueta, hasta que llegó el momento en que pude ver perfectamente sus ojos clavados en los míos y su sonrisa.
     Estaba perfecta. Podría haber creído tranquilamente que estaba en el cielo y que ella era un ángel… hermosa visión ante mis ojos que conseguía que no dejara de sonreír al mirarla.
 _Ángela_ Me alegro que despiertes. ¿Me oyes bien?
_Marta_ Te oigo bien, aunque me duele la cabeza_ dije dirigiendo una de mis manos hacía ella_ ¿Qué ha pasado?
_Ángela_ ¿no te acuerdas?_ puso cara de extrañada.
_Marta_ Quisiera que no… aunque realmente no sé si todo fue un sueño o realmente lo que recuerdo es parte de la realidad.
_Ángela_ Breve resumen, soldado, camión… bum!
     Ese resumen nos hizo reír y yo me quedé fija mirándola… como tonta… yo aún estaba tirada en el suelo, y ella arrodillada junto a mí, muy cerquita… mi impulso era de besarla… y mi mirada iba de sus labios a sus ojos de forma intermitente… tenía que cambiar de tema para alejar estas ganas de probar su boca de mí…
     De repente se vino a mi mente el disparo… si Ángela estaba aquí… ¿Quién recibió el disparo? Clara…
_Marta_ ¿Y Clara? ¿Dónde está Clara?_ dije un poco agobiada y asustada.
     Ángela miró hacía un lado, al volver la vista hacía esa dirección vi a Clara arrodillada en el suelo, con una mano en la pared y vomitando.
_Marta_ ¿Qué le pasa?_ dije mientras me ponía en pie y me relajaba después del susto.
_Ángela_ Es demasiada la presión que ha soportado ahí adentro y ahora sale y ve eso_ dijo señalando el cadáver de un soldado.
_Marta_ Dios mío… eso es… era… ¿ese es el soldado?_ Me era difícil articular vocablo con semejante visión delante de mí.
     El cuerpo del soldado… o mejor dicho, los restos que había allí, eran realmente desagradables… Quien fuera quien matara a aquel hombre le había dejado seco y todo había sido al momento. La puerta del conductor del camión estaba abierta, y el cadáver estaba sentado en el sillón con una mano agarrada a la puerta. No le había dado tiempo cerrarla… Aquel hombre había perdido su juventud, estaba arrugado, como si le hubieran extraído todo el jugo. Su cara era terrorífica… ese hombre había pasado mucho miedo y todo estaba reflejado en cada gesto de su cara. Tenía la boca abierta, y se le veía la dentadura perfecta marcada en la piel, y sus ojos… abiertos completamente…sostenidos a duras penas por unas órbitas señaladas milimétricamente en su rostro… era un esqueleto con piel…
     Por un momento perdí el equilibrio y casi me caigo al suelo, pero Ángela me sostuvo y me mantuvo en pie.
_Ángela_ ¿Estás bien?
_Marta_ Tengo mareos, ganas de vomitar, he visto como un hombre se pegaba un tiro delante de mis narices y ahora veo el cadáver de otro… y… ¡joder no! ¡No estoy bien! ¿Quién le pudo hacer algo así?
_Ángela_ No es quien… sino qué. Lo mejor es que nos vallamos de aquí. No sabemos que se lo hizo, ni tampoco dónde está.
_Marta_ Vamos a la casa de Juan.
     Clara se estaba acercando a nosotras por detrás.
_Ángela_ ¿Te encuentras mejor?
_Clara_ Todo lo mejor que puedo encontrarme en esta situación.
_Marta_ Vamos a ir a lo de Juan, que es lo que está más cerca aquí.
_Clara_ Por mí bien, pero rápido.
     Ángela se acercó al cuerpo del soldado y cogió su arma, que aún estaba en su cinturón.
_Ángela_ Ya no necesitarás esto_ le dijo.
_Clara_ Muy sutil.
_Ángela_ Puede que la necesitemos.
_Clara_ No es que a él le sirviera de mucho de todos modos…
_Ángela_ Es lo único que tenemos, o esto o nada, ¿Quién la quiere?_ dijo ofreciéndonosla.
_Clara_ Yo no la quiero…
_Marta_ Yo la llevaré_ y tras decir esto me la entregó.
_Ángela_ ¿Sabes cómo funciona?
_Marta_ Apuntas, y disparas… ¿no?
_Ángela_ Este es el seguro, ahora lo tiene puesto, le das antes para quitarlo ¿sí?
_Marta_ Está bien.
_Clara_ ¿Sabes mucho de armas no?
_Ángela_ No sé por qué… pero sé cómo funciona un arma.
_Clara_ Igual sí eres la responsable de todo esto… una terrorista quizás_ dijo con mirada acusadora.
_Marta_ Fuera lo que fuese no se acuerda, y ahora está con nosotras, da gracias a dios que esta “terrorista”_ dije acentuando la palabra_ está aquí.
_Clara_ Tú solo la defiendes porque te…_ dijo entre dientes mientras comenzó la marcha hacía la casa de Juan.
     Ángela me miró y sonrió.
_Ángela_ ¿Por qué me defiendes?_ preguntó con curiosidad…
     Yo no supe que contestar a esa pregunta… no es la primera vez que me gustaba alguien pero sí en la que me ponía tan nerviosa delante de ella… y la verdad es que me bloqueé.
_Clara_ Vamos, que no quiero acabar como el soldado.
     Le di gracias a Clara por sacarme de esa situación incómoda que ella misma había propiciado y me dirigí hacía donde ella nos esperaba, y detrás me siguió Ángela un tanto pensativa… ¿pensaría en mí? ¿Por qué no la había contestado? Ni siquiera yo sabía la respuesta…
     Nunca había tenido un arma en las manos, pero tenía razón. Es mejor esto a nada. Las tres fuimos caminando despacio hacía la casa de Juan, mirando hacía todos lados. Si antes tenía miedo, ahora estaba totalmente asustada. Sentía que el corazón se me iba a salir en cualquier momento. Me sudaban las manos y temblaba. Era tenebrosa esa niebla y mucho más saber que había algo que mataba ocultándose entre ella…
    Lo más fácil hubiese sido llamar a cualquiera de las casas por las que pasamos… pero todas parecían estar vacías. Llamamos a unas cuantas y no habría nadie, todo estaba en silencio, las luces apagadas… ¿dónde se había metido todo el mundo?
_Ángela_ Tranquila ¿Sí?..._ dijo deteniéndome y poniéndose en frente mía. Me recogió un mechón de pelo tras mi oreja y  me besó la frente_ No voy a dejar que te pase nada_ de eso miró a Clara que estaba a nuestro lado_ Que os pase nada, a ninguna.
     Yo era bastante realista, y dentro de lo que cabe sabía mantener la compostura y controlar mis nervios, pero esta situación no es de las que puedes controlar tus nervios.
_Clara_ ¿No tienes miedo Ángela?
_Ángela_ Tengo mucho miedo…_ dijo agarrando mi mano y tirando de mí._ ¿Ahora qué?_ dijo parándose en la esquina.
_Clara_ La casa de Juan es aquella_ dije señalando una casa de dos plantas, situada al inicio de la calle.
_Ángela_ Esperemos que él sí nos abra.
     Las tres íbamos en dirección a la casa, cuando empezó de nuevo a escucharse el mismo ruido que sonaba justo antes de que nos metiéramos en el camión, y todas empezamos a correr hacía ella.
_Clara_ ¡Juan! ¡Abre! ¡Joder Juan! ¡¿Hay alguien ahí?! Que nos abra por favor…
     Mientras Clara aporreaba la puerta, Ángela y yo no podíamos apartar la vista, de una especie de huracán blanco que se extendía hacía el cielo… era como una columna de humo que se expandía hacía arriba, el sonido se hacía cada vez más fuerte y nadie nos abría. Sea lo que fuese, cada vez estaba más cerca de nosotras.
_Ángela_ Tal vez no haiga nadie.
_Clara_ Si no nos dejan salir de nuestras casas.
_Ángela_ O… estén muertos…
_Clara_ ¡No digas eso joder!
_Ángela_ ¿Es una posibilidad no? Debemos estar preparadas para todo.
_Marta_ Cada vez está más cerca…
     Los aporreos de Clara se habían convertido ahora en patadas, “si no nos abren la rompo” decía.
     Clara estaba a punto de caer la puerta abajo cuando se abrió de repente.
_Juan_ Sabía que erais ustedes, ¡vamos pasad!
     Juan cerró la puerta tras nosotras, que nos sentamos en el suelo a descansar.
_Juan_ ¿Qué estáis haciendo aquí? ¿No sabéis que hay toque de queda? ¡Joder!_ dijo golpeando la puerta del salón con fuerza_ me teníais preocupado, ¿por qué no contestabais a  mis mensajes?
     La verdad que con tanto alboroto me había olvidado en absoluto del móvil, recuerdo haberlo puesto en silencio después de que con el primer mensaje casi nos diera un infarto…
_Marta_ Lo tenía en silencio.
_Clara_ Yo no tengo batería desde ayer.
_Juan_ Pensé que os había pasado algo…
     Yo le pedí su móvil a Juan y le mandé un mensaje a mi madre diciéndole que estábamos en la casa de Juan las tres y que estábamos bien… lo que me faltaba ahora es que mi madre saliera a buscarnos…
_Clara_ ¿Por qué has tardado tanto en abrirnos la puerta?
_Juan_ No cambies de tema…y estaba en el sótano.
_Marta_ ¿Y tus padres? ¿En el sótano?_ Dije mientras le devolvía el móvil a Juan.
_Juan_ Mis padres estaban en el supermercado. Los han dejado ahí encerrados hasta nuevo aviso. En la tele no dicen nada de lo que está pasando y esto parece una jodida película de terror.
_Clara_ Lo sé… hemos visto cosas horribles ahí afuera.
_Juan_ ¿Cosas horribles?
_Clara_ No puedes ni imaginártelo…
     Cuando ya creíamos que ya estábamos a salvo, volvió a escucharse el ruido fuerte del que huíamos… Yo me acerqué a la ventana, y Ángela me siguió.
_Juan_ ¿Qué es eso?
_Marta_ Lo que mató a esos soldados.
_Juan_ ¿Qué soldados?... ¿Matar?... No me jodas que venía siguiéndoos…
_Marta_ No…no sé… no creo… ¿no?_ dije mirando a Clara y a Ángela y buscando una mirada cómplice que me convenciera de lo que yo misma estaba intentado afirmar.
_Ángela_ No creo.
_Clara_ ¿Y si nos vamos al sótano?
     Un estruendo sonó de repente y todos dirigimos la vista hacia fuera. La alarma del coche comenzó a sonar con fuerza en la calle del lado, seguido de gritos de varias personas.
_Juan_ Son los Gómez…
     Todos nos quedamos en silencio oyendo los chillidos de aquella familia… Al principio solo se oía la voz del padre gritándole a la madre que se metiera para dentro…
_Sra. Gómez_ Cariño… cariño… ¡corre!_ Vociferaba con angustia, hasta que sus gritos se fundieron con los de su marido y poco después con los “¡mamá!” Y “¡papá!” de las gemelas de 7 años que se apagaban entre sollozos y alaridos…
     Clara se abrazó a mí y enterró su cabeza en mi cuello, mientras se agarraba con fuerza a mi camisa. Yo no podía apartar la vista del exterior… temiendo ver algo que mis ojos no olvidaran nunca.
_Clara_ Es horrible… ¡Joder!
_Juan_ ¿Qué está pasando ahí afuera?_ dijo intentando abrir la puerta_ pero Ángela lo detuvo.
_Ángela_ No puedes hacer nada…
_Juan_ ¡Van a morir!_ dijo intentando apartar a Ángela.
_Ángela_ ¿¡Y quieres acabar como ellos?! ¡¿Qué piensas hacer?! ¡¿Matar a un monstruo con el que ni siquiera unos soldados experimentados han podido?! ¡Esto no es una jodida película! ¡Es la vida real! Y si sales estás ¡muerto!
     Juan se dejó caer en el suelo… abatido y en silencio…
     Yo seguía en la ventana, mirando hacia fuera, petrificada por la columna tintada de roja que se había formado desde donde provenían los gritos… no pude ver nada, y en cierto modo, creo que fue un alivio no verlo.
     No vivíamos extremadamente cerca Juan y yo, pero es un pueblo pequeño, dentro de lo que cabe y todo el mundo se conoce… sentía la muerte de las dos pequeñas… eran hermosas… Ojos azules, cabello rubio rizado… por lo que sé habían salido en un par de portadas de revistas… y es que cuando esos adorables ojos te miraban ya estabas perdida en sus redes…
     Siempre me gustaron los niños, y siempre pensé que por mi orientación sexual era algo inalcanzable…Pero a la par que fui creciendo me di cuenta que soy lesbiana, no estéril, y que mientras haya hombres dispuesto a donar su semen, mi sueño de ser madre seguiría en pie… Ahora necesitaba algo más que hombres para hacer realidad mi sueño… una vida.
     El sonido de la alarma del coche no había parado de sonar en ningún momento a lo lejos…
_Juan_ Han muerto… ¿verdad?_ dijo rompiendo el silencio que se había formado entre nosotros.
     Ángela se acercó a él y agarró su mano para ayudarle  a levantarlo.
_Ángela_ Creo que sí, créeme, no podías hacer nada. Vamos al sótano estaremos más seguros.
     Todos aceptamos la propuesta.
_Juan_ ¿Cuándo creéis que acabará todo esto?
_Clara_ No sé, pero deberíamos coger comida… por si acaso.
_Marta_ Buena idea.
_Ángela_ Yo no como nada desde ayer… no sé cómo tengo fuerzas para tenerme en pie.
_Marta_ Debes comer_ dije agarrando su mano y mirándola a los ojos, cuando me di cuenta de la situación miré a los chicos_ Todos deberíamos comer.
_Clara_ Eso hará_ dijo pasando por en medio de las dos y separando nuestras manos… ¿estaba celosa?_ Haremos.
     Fuimos a la cocina y nos llenamos de comida y metimos en bolsas de plástico para llevarnos lo máximo posible al sótano y tener que subir lo menos posible.
_Juan_ ¿Creéis que el monstruo ese puede entrar a las casas?
_Clara_ No sé… ¿no hay razón para que no lo haga no?
_Ángela_ Desde luego, pueda o no pueda, estaremos mucho más seguros en el sótano.
     Una vez que teníamos todo listo, nos bajamos al sótano.
     El sótano era grande y oscuro, alumbrado por la débil luz de una bombilla que colgaba del techo. Estaba lleno de trastos viejos entre ellos un sofá sucio lleno de polvo y cubierto por una manta marrón tierra, y una tele antigua, de esas que son más anchas que altas…
     Nosotros solíamos bajar allí a menudo, a ver la televisión o cualquier película de terror cuando no estaba el padre de Juan, que lo usaba de taller. Él es un manitas, y en sus tiempos libres, se encierra aquí abajo a hacer todo tipo de artículos a los que él llama “sinsales” porque siempre dice que “si sale sale y si no sale nadie sabe lo que era”. Lo he visto hacer mesas, sillas, lámparas… con madera… Todas sus herramientas están en un rincón, colgados de un tablero enorme que ocupa media pared de la habitación.
     También había una pequeña ventana de 1x1 sobre el televisor, pero no entraba luz apenas por ahí, estaba pintada de negro, según el padre de Juan, para evitar curiosos, pero su hijo siempre nos decía que su padre se hacía el interesante y que solo era para que no molestara la luz de fuera a la hora de ver la televisión.
_Juan_ Ahora sí quiero saber qué carajos os pasó ahí afuera…
     Nos sentamos en el viejo y polvoriento sofá. Clara intentó simplificar lo máximo posible la historia de cómo habíamos llegado hasta allí, desde que nos levantamos en la mañana, hasta nuestra conversación con el soldado… y mientras tanto Ángela y yo guardábamos algunas provisiones en mochilas, por si había que salir pitando y otras las colocábamos sobre la mesa de trabajo de su papá.
     Todos estábamos muertos de hambre y mientras Clara hablaba, todos comíamos.
_Juan_ ¿Y cómo salisteis del camión?
_Clara_ Ángela disparó a la cerradura…
_Juan_ ¿Muchas películas no?_ dijo mirando a Ángela.
_Ángela_ Supongo…
_Juan_ ¿Y el soldado que se quedó fuera?
_Clara_ Definitivamente muerto… parecía el esqueleto de la clase de ciencias… era asqueroso.
_Juan_ ¿Quién podrá ser el asesino?
_Ángela_ No sé, pero no es humano, eso está claro… es como si le hubiesen absorbido… estaba como deshidratado…
_Marta_ ¿Han dicho algo las noticias al respecto?
_Juan_ Nada… no dan detalles de nada. Solo repiten una y otra vez que estamos en cuarentena y que no salgamos de casa.
_Marta_ Y parece que quien no haga caso… terminará como los Gómez.
     La luz se fue de repente, y volvió de nuevo el ruido… ¿acaso había entrado en la casa?
     Todos dejamos lo que estábamos haciendo y nos escondimos debajo de las escaleras del sótano. El ruido cada vez se escuchaba más fuerte, era como si un montón de bichos revolotearan justo a la entrada de tu oído…
     Intentábamos no hacer ruido cuando el móvil de Juan sonó… era mi madre que nos llamaba. Juan apagó su teléfono móvil y todos nos miramos rogando por que el monstruo no hubiese oído nada. El ruido había cesado de repente… ¿acaso estaba preparándose para atacar?
     Nos mantuvimos en silencio y bajo las escaleras durante horas, hasta que nos dimos cuenta que el monstruo ya hacía rato se había ido. Teníamos miedo a salir y comprobarlo, pero alguien tenía que hacerlo, y cogiendo el arma, Juan se ofreció voluntario.
_Juan_ Yo iré_ dijo acercándose frente de mí y mirándome a los ojos_ No dejaré que te pase nada_ acarició mi mejilla…
_Marta_ Confiamos en ti_ dije separándome dulcemente de él.
_Clara_ Ten cuidado Juan.
_Ángela_ Voy contigo.
_Juan_ ¡No! Esto es cosa de hombres_ dijo dándose la vuelta…_ Naaa mentira, ven conmigo, estoy cagado.
_Clara_ Ya decía yo que tanta valentía no te pegaba.
_Marta_ ¿Y si vamos todos?
_Clara_ Yo sola no me quedo.
_Juan_ Mejor que vallamos todos… en las películas siempre mueren cuando se separan.
     Juan me dio la mano a mí
_Juan_ No te separes de mí Martita, yo te protegeré.
     Me parecía un poco surrealista el comportamiento de Juan y hasta un poco divertido… nunca lo había visto comportarse como un macho y me hacía reír.
     Yo agarré de la mano a Clara y Ángela fue delante… era súper valiente, a veces me gustaría saber en qué estaba pensando… ¿acaso no tenía miedo? Había cambiado tanto su comportamiento de la noche a la mañana… bueno en un rato más bien. Cuando salimos de casa era como frágil, temía quedarse sola y que la entregáramos a la policía ¿acaso teme más a las autoridades que al monstruo? ¿Qué nos oculta de ti tu amnesia, Ángela?
     Subimos las puertas del sótano con cuidado, todo estaba en silencio arriba, hacía horas que no oíamos nada. La madera crujía con cada paso que dábamos. La puerta rechinó al abrirse, y todos nos miramos en silencio esperando que algo sucediera, que el monstruo llegara… mi corazón iba a mil por horas y tenía muchas ganas de llorar, pero no pasó nada. Nadie vino a matarnos. No había huellas en el suelo, ni nada tirado… eso significaba que ¿no había llegado a entrar a la casa?
     Todo estaba confuso. No había indicio alguno de que nadie hubiese entrado, solo una ventana abierta. O el monstruo era pequeño, o era cuidadoso… o no sé.
_Juan_ ¿No ha entrado?
     Clara se acercó a la puerta y comprobó que seguía cerrada.
_Clara_ Por lo visto no.
     Ángela se asomó a la ventana que estaba abierta y la cerró.
_ Ángela_ No hay nada ahí afuera, ni se escucha nada.
_Clara_ ¿Se fue?
_Ángela_ Eso parece_ dijo corriendo las cortinas.
     Clara dio un salto enorme y se abrazó a mí.
_Clara_ ¡Se fue!
_Ángela_ No nos confiemos, puede volver en cualquier momento.
     El ruido de la alarma del coche había cesado, supongo que la batería había conseguido que terminara por apagarse del todo.
_Marta_ ¿Qué haremos ahora?
     Juan se sentó en las escaleras pensativo.
_Ángela_ No sé podríamos intentar comunicarnos con alguien… ¿tu madre?
_Clara_ Voy a poner las noticias a ver si dicen algo nuevo_ dijo dirigiéndose a la tele.
_Juan_ ¿Sin luz?
_Clara_ Lo olvidaba…
_Juan_ Mi móvil no tiene señal… ¿y el vuestro?
_Clara_ El mío está sin batería desde ayer.
_Marta_ El mío tampoco tiene.
_Juan_ Idea descartada.
     Clara se sentó en el sofá frente al televisor apagado y Ángela fue a la cocina a beber agua, yo me quedé allí, de pie, junto a la ventana, con la cortina medio descorrida intentando ver algo a través de aquella niebla.
_Ángela_ ¡Chicos! ¡Venid!_ Medio gritó desde la cocina.
     Todos se levantaron al salto y corrimos hacía la cocina.
_Marta_ ¿Estás bien?
_Juan_ ¿Qué paso?
_Ángela_ Mirad esto… ¿sabéis que es?
     Todos miramos a las manos de Ángela… parecían como… ¿mosquitos?
_Juan_ Son mosquitos.
_Ángela_ No son mosquitos, mirad_ dijo señalando sus patas_ los mosquitos tienen las patas finas y largas, si os fijáis bien tiene como unas garras en la punta, como para agarrarse mejor a algo… y su pico…_ dijo señalando una bifurcación_ solo tienen una “boca”, estos  tienen dos…
_Clara_ ¿Pretendes decirnos… que este bichito pequeño es el que ha matado a ese soldado…?
_Ángela_ No pretendo decir nada, solo es una posibilidad.
_Clara_ O sea que está muerto. ¿Podemos estar tranquilas ya?
_Marta_ No sabemos si había más.
_Juan_ ¿Cómo más?
_Marta_ A ver… si nuestro monstruo, o monstruos o este pequeño animal es el responsable de tantas muertes y del ruido y de la niebla... supongo habrá más…
_Juan_ Es demasiado todo para unos animalitos tan pequeños.
_Ángela_ ¿Y si hubiera millones?
_Juan_ Si son mosquitos no les tengo miedo.
_Clara_ Tú no vistes al soldado…
_Juan_ Usamos repelentes y listo, lo sé, soy un puto genio.
_Marta_ No creo que sea tan fácil.
     Juan se acercó a mí despacio y agarró mis manos ante mi sorpresa.
_Juan_ Martita, ahora que todo ha terminado, tengo que confesarte algo…
_Marta_ No creo que sea el momento Juan_ dije intentando soltar mis manos pero las tenía aprisionada contra su pecho.
_Juan_ ¿Pueden dejarnos solos por favor?_ dijo mirando a Ángela y a Clara que nos miraban sorprendidas.
     Ángela miró a Clara y Clara me miró a mí.
_Clara_ No creo que sea el momento de romanticismos_ dijo intentando salvarme.
_Juan_ Me siento valiente, es ahora o nunca.
_Marta_ Juan… yo…_ Estaba super nerviosa… ¡Nunca se me habían declarado!
_Juan_ Chicas, por favor… déjennos solos.
     Clara agarró del brazo a Ángela y la empujó hacía la puerta. Ángela no decía nada.
     Supongo que el color de mi cara en ese momento era blanca… tirando a pálida. Sentía los sudores fríos recorrer mi frente…
_Juan_ A ver… esto es muy difícil para mí… pero…
_Marta_ Juan… de verdad… no hace falt…
_Juan_ Déjame hablar por favor_ dijo soltando mis manos y sentándose en la mesa y agachando la cabeza.
_Clara_ Está bien_ dije sentándome al lado.
_Juan_ No soy tonto. Sé que no te gusto, el problema es que tú a mí me encantas. Desde siempre he estado enamorado de ti. Lo sabes, sé que lo sabes porque se me nota demasiado. Pero es que la tonta esperanza me dice que lo intente_ me miró y sonrió, no me había mirado desde que se sentó_ Te quiero, y quiero que lo sepas y si puedes me des la oportunidad para demostrarte lo que…
     De pronto un grito se oyó desde fuera de la calle.
_Juan_ ¿Qué coño?_ dijo sobresaltándose y levantándose a toda prisa de la mesa.
     Clara y Ángela entraron rápidamente a la cocina.
Clara_ ¿Habéis oído eso?
_Juan_ ¿Venía de fuera no?
     Todos corrimos a la ventana que había al lado de la puerta de la entrada.
_Desconocida_ Por favor… ¿hay alguien ahí?_ lloraba desconsolada en medio de la calle…
     Era prácticamente de noche, y la poca luz del sol que quedaba apenas alumbraba nada y con la niebla… menos. A esa distancia solo se veía un bulto. Todas las luces de las casas estaban apagadas, ¿realmente no había nadie o ninguna casa tenía luz? ¿Dónde se había metido todo el mundo?
_Juan_ Tenemos que ayudarla.
_Clara_ ¿Y si es el monstruo?
_Juan_ ¿Y si no? ¿Y muere?
_Clara_ ¿Y si sí? ¿Y nos mata?
_Marta_ Vamos chicos, tenemos que ayudarla.
_Juan_ Ahora vengo_ dijo subiendo las escaleras a toda prisa.
_Clara_ ¿A dónde ha ido?
_Juan_ A por esto_ dijo alumbrándonos con una linterna_ pronto nos hará falta, en dos horas anochecerá del todo.
     Juan se acercó a la puerta con cuidado y la abrió.
_Juan_ ¡Oye! ¿Estás sola?
     Se veía toda negra y sucia, estaba como llena de barro.
_Desconocida_ Ayúdame… por favor_ estaba llorando y se oía claramente desesperada.
_Marta_ Vamos ven, corre, antes de que vuelvan.
     La chica corrió hacía donde estábamos nosotros y Juan cerró la puerta con su entrada.
_Desconocida_ Estoy agotada.
_Juan_ ¿Quién eres?_ dijo sin dejar de apuntarla con el arma.
_Desconocida_ Me llamo Mila y soy miembro del escuadrón 15 del ejército de tierra_ dijo entre jadeos, apoyando sus manos en sus rodillas.
_Juan_ ¿Y qué haces manchada de barro?
_Mila_ Los insectos esos nos acorralaron en el parque, y yo me lancé al lago como última salida.
_ Juan_ Entonces… son los insectos el monstruo.
_Mila_ No hay ningún monstruo.
_Clara_ ¿Y de dónde han salido los putos insectos?
_Mila_ No estoy autorizada a dar detalles de la operación.
_Ángela_ ¿Y dónde está todo el mundo? Parece un pueblo fantasma.
_Mila_ La gente ha sido evacuada. No sé qué hacéis aquí ustedes.
_Clara_ ¿Evacuada? ¿Cuándo? Hemos estado toda la jodida tarde aquí y nadie ha venido a por nosotros.
_Mila_ Dimos un comunicado por televisión.
_Marta_ No hemos visto nada…
_Mila_ La cosa es así. Tenemos que llegar como sea a vuestra escuela. Es el punto de reunión más cercano. Y todo antes de que se oculte el sol.
_Marta_ ¿Por qué antes de que anochezca?
_Mila_ Son diurnos estos insectos. Cuando se oculte el sol fumigarán la isla y todos tenemos que estar fuera.
     Todos nos miramos a la par. Eran como las 8 de la tarde y el sol se cubría  a las 10, teníamos dos horas para llegar a la otra punta del pueblo.
_Clara_  ¿Y cómo se supone que vamos a llegar al colegio con los mosquitos esos rondando por ahí?
_Mila_ No sé_ dijo la soldado cayendo al suelo_ solo sé que estoy cansada… he visto muchas muertes… nos preparan para esto pero... ¡Ostia puta es demasiado! ¡Todos mis amigos han muerto joder! ¡Todos! Y no solo eso… un bebé… apena tenía meses_ dijo llorando y golpeando el suelo con sus manos.
_Ángela_ Tranquilízate_ dijo abrazándola_ Tenemos que ver cómo llegamos al colegio ¿Está muy lejos?
_Marta_ Algo…
_Clara_ Algo no, en la otra punta del pueblo.
_Ángela_ Entonces será mejor que salgamos ya.
     Yo sé que solo la abrazaba por amabilidad pero… era muy guapa la soldado. Tenía el pelo recogido en una coleta despeinada. El pelo era liso y color castaño. Su piel tostada por el sol se veía suave y tersa. Aaaaaag era guapísima.
_Juan_ Ven conmigo, te acompañaré al baño para que te limpies la cara al menos, y nos saldremos de aquí.
_Ángela_ Yo cogeré alguna botella de agua.
_Clara_ Marta ven, quiero hablar contigo.
     Cada uno cogió para un lado y yo me iré con Clara a la cocina.
_Clara_ Cierra la puerta_ dijo entrando delante de mí.
_Marta_ ¿Qué pasó Clara?
_Clara_ ¿Qué te dijo Juan? ¿No será lo que yo estoy pensando?
_Marta_ Se me declaró…
_Clara_ ¿En serio?
_Marta_ Lo juro.
_Clara_ Le dijiste que…
_Marta_ No, como crees, Mila me salvó el culo.
_Clara_ ¿Te gusta Ángela verdad?
_Marta_ La verdad es que sí.
_Clara_ Está loquita por ti, se nota.
_Marta_ ¿Tú crees?
_Clara_ Es obvio, solo hay que ver como os miráis, yo solo quiero que tengas cuidado con ella.
_Marta_ ¿Qué tienes en su contra?
_Clara_ No sé a qué te refieres.
_Marta_ Eres borde con ella.
_Clara_ No me fio de ella…
_Marta_ Desde que llegó solo nos ha ayudado.
_Clara_ Lo sé pero… no sé es raro su comportamiento a veces. ¿Por qué sabía utilizar un arma?
_Marta_ No sé… a veces también me parece sospechoso su comportamiento, pero no me parece mala persona.
_Clara_ No sé, no te fíes de ella_ dijo agarrando mis manos_ por favor.
_Marta_ Tranquila_ dije abrazándola.
     Ángela abrió la puerta.
_Ángela_ Siento interrumpiros, nos vamos ya.
_Marta_ Claro, vamos.
     Ángela salió primero y luego yo y detrás de mí Clara, Juan y por último la soldado, que limpia, estaba mucho más hermosa.
_Mila_ ¿Por dónde vamos?
_ Juan_ Por ahí…_ dijo señalando a la derecha.
_Marta_ ¿Qué hacemos si vemos a los mosquitos?
_Mila_ Correr…
_Clara_ Perfecto… me encanta correr_ dijo sarcásticamente
_Ángela_ ¿Qué se sabe de los insectos?
_Mila_ La verdad no sé mucho…
_Marta_ ¿Y la niebla? ¿Tiene algo que ver con ella?
_Mila_ Oye chicas, yo estoy en la parte baja de la pirámide, no sé nada.
_Juan_ Eso es que os calléis.
_Marta_ Captado…
      Solo nos quedaba una hora para llegar a nuestro destino y aún nos quedaba más de medio camino. Todo estaba vacío… no había nadie en las casas al parecer, ni tampoco en la calle. No nos encontramos ningún coche del ejército, ni aves, ni nada…
     Unos ladridos se oyeron a lo lejos y todos nos detuvimos al instante.
_Juan_ ¿qué es eso?_ dijo dando un paso hacia delante…
     Una manada de perros venían corriendo hacia nosotros y no parecían tener intención de frenarse…
_Juan_ ¡Apartad!_ dijo pegándose a la pared.
     Yo me quedé paralizada y solo veía como los perros se acercaban cada vez más a mí, justo cuando ya estaban casi encima, sentí una mano que tiraba de mí hacia ella.
     Ángela me aprisionó sobre la pared y se puso entre los perros y yo. Los perros pasaron de largo sin detenerse si quiera a mirarnos.
_Ángela_ ¿Estás bien?_ dijo mirándome directo a los ojos.
_Marta_ Cre…creo que sí_ ella me sonrió y yo le sonreí tímidamente.
     Despacio acercó su cara más hacía mí, y cerrando los ojos unió nuestros labios de forma inesperada. Yo solo cerré los ojos y profundicé el beso… Su mano subió a mi cara y acariciaba tiernamente mi mejilla… solo fue un instante, el instante más corto de mi vida.
_Ángela_ Disculpa_ dijo con los ojos cerrados_ no sé qué me pasó.
     Yo aún me saboreaba el beso y mordía mi labio inferior.
_Marta_ No… no te preocupes… me gus…
_Juan_ ¿Qué haces?_ dijo tirando de Ángela hacía atrás.
_Clara_ Vamos Juan_ dijo tirando de él hacía delante.
_Juan_¿ Pe..Pero no viste que le hizo a Marta?
_Clara_ Vamos…
_Ángela_ Yo…_ dijo separándose más de mí.
_Marta_ Tranquila_ dije agarrando su mano.
_Mila_ No es momento para besos es hora de irnos_ dijo mirando hacía el cielo, que casi había oscurecido.
_Juan_ ¿Seguimos?_ dijo mirando desafiante a Ángela que aún tenía mi mano cogida.
_Clara_ ¿Por qué se comportaban así los perros?
_Ángela_ Huían_ dijo con la vista hacía el frente.
_Clara_ ¿Huían? ¿De qué?
     Nosotros nos volvimos y una pequeña nube gris se acercaba a nosotros a una gran velocidad y empezó a sonar el sonido de revoloteo…
_ Mila_ ¡Corred!_ dijo metiéndose hacía un callejón.
     Todos la seguimos y la nube se dirigió hacia donde estábamos nosotros. El callejón era sin salida y la bombilla de una farola se encendió de repente…
_Mila_ ¡Mierda! ¿Qué hacemos ahora joder?_ Dijo golpeando con fuerza la pared.
_Marta_ Estamos muertos_ Dije abrazándome a Ángela que no me había soltado de la mano en todo en todo momento.
     Ella rodeó mi cabeza con sus manos y me presionaba contra su pecho.
_Ángela_ ¡Habrá algo que podamos hacer!
     La nube cada vez estaba más cerca y el ruido ya se metía en los oídos como cuando el zumbido de un mosquito te molesta en el silencio de la noche…
     Ángela me soltó y cogió un palo que estaba tirado en el suelo y se lo lanzó a Juan.
_Ángela_ ¡Rápido! ¡Préndelo con algo!
_Juan_¡¿Con qué?!_ La desesperación se oía en cada una de nuestras palabras.
_Ángela_ ¡Busca joder!_ dijo mientras recogía más palos y nos lo repartía.
_Mila_ ¡Juan!_ Dijo lanzándole posteriormente un encendedor.
     Juan se acercó a unos contenedores y buscó algún papel para hacerlo arder.
_Ángela_ ¡Vamos date prisa!
_Juan_ ¡Eso intento joder! ¡Hijo puta fuego enciéndete ya!_ Al fin prendió una llama y todos nos apresuramos a quemar la punta de los palos.
_Clara_ Ya es demasiado tarde…_ dijo, se había quedado parada con el palo sin arder en la mano, en la bocacalle del callejón.
     Todos nos volvimos hacía ella, solo se veía un bulto de pie con los brazos extendidos en cruz... La nube de mosquitos la rodeó en poco tiempo por completo…
_Marta_ ¡Clara!
     Corrí hacía donde ella estaba con la antorcha improvisada agitándola al viento, intentando espantar cada uno de esos asquerosos bichitos… sentía sus patas clavarse en mi piel, y aun así no podía dejar de sacudirla.
_Marta_¡ Clara!_ Las lágrimas bajaban mi cara… mi mejor amiga… era Clara ¡Joder!
     El dolor era insoportable… me sentía sin fuerza… y caí de rodillas al suelo sobre el cuerpo, seco y ya sin vida de mi amiga…
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      Sentía movimiento en mí, como un balanceo de mi cuerpo, y al fondo, coronando el silencio, pasos que retumbaban en mi cabeza.
_Marta_ Clara…_ pronuncié con un suave susurro.
_Juan_ Despierta, ¡Despierta!, ¡Está despertando!
     Mis ojos seguían cerrado por un momento y el suave balanceo se convirtió en unas sacudidas constantes en mi cuerpo.
     Solo un nombre aparecía en mi mente, el nombre de la última persona que vi antes de que mis ojos se cerraran, del último cuerpo que toqué, esperando encontrar su calor, topándome finalmente con un amasijo de huesos fríos donde hundí mis dedos sin querer, sintiendo como se rompían entre mis manos lo último que quedaba de mi mejor amiga.
     Rezaba porque todo fuese un sueño, quería despertar de esta maldita pesadilla que se había llevado a Clara.
     Abrí los ojos despacio y Ángela y Juan me miraban.
_Marta_ ¿Clara?
     Ángela no dijo nada. Me miró como quien mira a un perro abandonado en la calle. Yo buscaba consuelo en unos ojos en los que siempre me había encontrado  segura, y que hoy por hoy solo me mostraban lástima.
_Ángela_ Lo siento…_ logró decir al final agachando la cabeza y apartando su mirada.
     Sus ojos llorosos y sus palabras me confirmaban lo que tanto temía.
_Marta_ Ha muerto_ dije con un filo hilo de voz apenas imperceptible.
     Intenté de bajarme de la espalda de Juan que cargaba conmigo, pero apenas tenía fuerzas para moverme.
_Juan_ ¡No! ¿Qué haces? ¿Estás loca?
_Marta_ Quiero bajar de aquí, estoy bien ya_ dije con fuerza, la verdad es que me sentía cansada.
_Ángela_ Has perdido mucha sangre a consecuencia de los bichos esos.
_Juan_ Casi te perdemos a ti también_ La voz de Juan era triste… él también había perdido a su mejor amiga… y ahora mismo me sentía como una puta egoísta.
_Mila_ Caminad, me gustaría llegar viva…
_Juan_ Tranquila ya no queda mucho, está a la vuelta de la esquina_ dijo como con un reproche.
_Mila_ No puedo creer que ya vayamos a salir de esta puta isla.
_Marta_ Por favor… ya no queda nada…
_Mila_ Ya joder, soltadla de una puta vez, que quiero irme.
_Juan_ No seas hija de puta, y cállate, ¡si quieres irte ya vete!
_Mila_ Iros a la mierda, es una puta cría ¡vais a morir todos y no entraré en el saco!
_Ángela_ ¡Vete de una puta vez!_ dijo levantándose y plantándole cara.
_Mila_ ¡Estáis muertos!_ dijo dándonos la espalda y volviendo la esquina.
_Ángela_ Ven_ dijo ayudándome a bajar de la espalda de Juan y pasando su mano bajo la cintura._ ¿Mejor?
_Marta_ Ajá_ dije sonriendo_ Gracias.
_Ángela_ De nada_ dijo acariciando mi mejilla.
_Juan_ Vamos ¿no?_ Estaba incómodo.
     Mila gritó a lo lejos y todos nos detuvimos de repente. Juan se acercó a la esquina y miró hacía el colegio.
_Juan_ Joder…
_Marta_ ¿Qué paso?
_Juan_ Hay una nube de esas de bichos… no veo casi nada, por la maldita niebla.
_Marta_ ¿Y el helicóptero?
_Juan_ No veo nada, necesito acercarme más…
_Marta_ ¡No!
_Juan_ No… tranquila, no me voy a acercar.
_Ángela_ Ya voy yo.
_Marta_ ¡No!_ dije agarrando de su camisa.
_Ángela_ Ese helicóptero es nuestro único modo de salir de esta isla.
_Marta_ Habrá otro modo… no vallas por favor.
_Ángela_ Confía en mí, estaré bien_ dijo agarrando mis manos_ Juan relévame.
     Ángela se acercó a la ventana de la casa que teníamos detrás de nosotros y la rompió, mientras que Juan ocupaba su lugar y me sostenía por la cintura.
_Juan_ ¿Qué hace?_ dijo mirándome.
_Marta_ No sé…
     Ángela entro en la casa y abrió la puerta desde dentro.
_Ángela_ Quedaros aquí. Prometo volver.
     Juan y yo entramos mientras Ángela se quedó en el umbral.
     Yo no quería que se fuera… tenía la sensación de que la iba a perder como perdí a Clara y sentía un miedo terrible. Las ganas de llorar habían vuelto, me sentía sola a pesar de que tenía a Juan al lado y a Ángela mirándonos desde la puerta.
     Sentía las lágrimas resbalar por mi cara y su sabor salado en mis labios. Bajé la mirada y la fijé en el suelo, no quería ver como se iba, porque podría ser la última vez que la viera.
    Oí como se acercaba a mí y sus manos alzaron con delicadeza mi cabeza para que nuestras miradas chocaran. Su faz estaba cerca de la mía, tanto que podía sentir su aliento acariciar mí piel, hasta que ese soplo cálido se convirtió en beso. Sus labios se fundieron con los míos aprisionando mi boca que se abrió para dar paso a unas lenguas que danzaban al mismo compás. Sus brazos me abrazaron y sus manos acariciaron mi espalda adolorida.
_Ángela_ Voy a volver_ dijo uniendo nuestras frentes y dando fin al beso_ Lo prometo.
     Tras decir esto, cerró la puerta tras de sí y se fue.
     Juan no dijo nada, ni del beso, ni de Ángela, ni de mi orientación sexual. Supongo que eran demasiadas cosas las que habíamos vivido ese día como para preocuparse de eso…
     Ahora que Ángela se había marchado, volvía a mi cabeza la realidad de lo que habíamos vivido… Clara… Dios mío… se había ido… ¿qué le diría a sus padres? Todo había sido por mi culpa en realidad…
     Comencé a llorar de nuevo, y Juan me abrazó.
_Juan_ No llores Marta, te dijo que volvería.
_Marta_ No es por eso Juan… es… Clara_ sentí como los brazos de mi amigo me aprisionaban con más fuerza y un suspiro salió de sus labios.
     Tenía un nudo en la garganta que apenas me permitía hablar.
_Juan_ Yo también siento su marcha, pero no pudimos hacer nada.
_Marta_ Todo ha sido mi culpa.
_Juan_ No ha sido tu culpa Marta, tú lo intentaste, al menos lo intentaste, yo me quedé petrificado viendo como esas cosas os rodeaban…_ dijo soltándome y tapando su cara con sus manos_ soy un maldito cobarde…
_Marta_ Juan…_acaricié su espalda con mi mano.
_Juan_ No digas nada, no hace falta, lo evidente no necesita explicación alguna ni consuelo.
_Marta_ Si yo no hubiese propuesto escapar de mi casa, Clara seguiría viva.
_Juan_ Y tal vez yo estaría muerto_ sonrió con los ojos llorosos_ Tal vez es hora de que haga algo.
_Marta_ ¿A qué te refieres?
_Juan_ Quédate aquí_ dijo levantándose y dirigiéndose a la cocina.
_Marta_ ¿A dónde vas? ¡No me dejes sola!
     Juan hizo caso omiso de mi exclamación y desapareció tras la puerta sin decir nada.
     Estaba sola, sin fuerzas siquiera para levantarme sin caerme de aquellas escaleras, en una casa desconocida. Miraba las fotos colgadas de las paredes y me preguntaba una y otra vez si aquella gente había podido escapar o habían acabado como Clara…
     Mis brazos estaban llenos de sangre, y tenía pequeños pinchazos por todo el cuerpo que finalmente se habían convertido en pequeños puntos rojos.
     Se oían golpes de la cocina…
_Marta_ ¿Juan? ¿Eres tú? ¿Estás bien?
     Repetí la frase un par de veces y no obtenía respuesta alguna… intenté levantarme, pero mis brazos me fallaron y terminé cayendo al suelo. Juan apareció en la puerta con unos palos coronados con tela… ¿antorchas?
_Juan_ ¿Qué haces ahí?
_Marta_ ¿no es obvio?
     Juan soltó los palos en el suelo cerca de mí y me ayudó a sentarme de nuevo.
_Juan_ ¿Estás bien?
_Marta_ Dolor donde ya había dolor… nada nuevo_ dije sobándome la rodilla.
     El peculiar ruido de los mosquitos volvió a sonar… ya conocíamos como solían acabar esas apariciones, y ninguna era en nada bueno.
     Juan me miró, se levantó y miró por la ventana.
_Marta_ ¿Hacia dónde van?
_Juan_ No sé, vienen saliendo del colegio… pero las bestias estas estarán a punto de dormir supongo… ¿no que eran diurnas?
_Marta_ Eso dijo Mila.
_Juan_ Aprovechemos_ exclamó cogiendo los palos empapados en alcohol y un mechero.
_Marta_ ¿Aprovechar? ¿Qué?
_Juan_ Para escapar_ dijo agarrándome de la cintura e intentando levantarme.
_Marta_ ¿Y Ángela?_ me resistí.
_Juan_ Si sigue viva…_ hizo pausa y me miró a los ojos_ si sigue viva, estará en el colegio.
     Tras decir esto volvió a intentar levantarme.
_Juan_ Marta ¡Joder!, es nuestra oportunidad de salir de aquí.
_Marta_ ¿Y si han muerto? ¿Quién conducirá el helicóptero? ¿Tú?
_Juan_ Tenemos más posibilidades de que nos saquen desde allí, aquí no pintamos nada…
_Marta_ ¡Esperamos a Ángela! ¿Te parece poco que pintar?
_Juan_ ¿Y si está muerta? ¿Morimos esperándola?
_Marta_ ¿Y si no?_ dije resignada, sabía que Juan tenía razón.
     Juan respiró profundo y me dijo calmado.
_Juan_ Marta_ levantó la cabeza al techo y me miró posteriormente_ te quiero, los sabes, por nada del mundo quiero perderte. Ya he perdido a Clara, hemos_ dijo dando énfasis a la palabra_ perdido a Clara… no podemos entregar todas nuestras posibilidades de salir de la isla y sobrevivir a alguien que no sabemos si está con vida, que ojalá sí lo esté… pero que no sabemos con certeza.
_Marta_ Tal vez tengas razón.
_Juan_ Se supone que vamos al mismo sitio ¿no? Nos la encontraremos allí, no es tan grande el colegio.
     Juan me agarró una vez más de la cintura y me ayudó a ponerme en pie. Encendió las antorchas y abrió la puerta con cuidado.
     No había nada allí fuera, el silencio había vuelto. Miramos a ambos lados y no había ni un atisbo de aquellos insectos voladores.
_Juan_ Es hora, ¿preparada?
_Marta_ No me queda de otra.
     Agarrada a los hombros de Juan avanzamos hasta el colegio. No había ni un alma en pie allí… Había cadáveres por todos lados, esqueletos con trajes verdes y cascos protectores sobre sus casi visibles cráneos… Yo me abracé con fuerza a Juan, pegándome a su pecho. Tenía miedo.
     Cruzamos el patio de recreo hasta la entrada del colegio. El helicóptero estaría en la azotea, si es que estaba. No se oía nada, y apenas se veía nada. Ya nos había caído la noche prácticamente. Era cuestión de tiempo que fumigaran a aquella isla y desgraciadamente lo harían con nosotros dentro.
_Juan_ Tenemos que entrar.
     La puerta del colegio estaba abierta de par en par y dentro otro cúmulo de cuerpos secos y sin vida yacían tirados por el suelo… daba miedo y tristeza ver sus rostros, ya no eran solo soldados o al menos por sus vestimentas eso parecían. La figura de una mujer que abrazaba a un niño sentada en las escaleras me conmocionó. Sus brazos rodeaban al niño y lo aprisionaban contra su pecho… me detuve sobrecogida mirando la escena durante unos segundos…
_Juan_ Debemos continuar… vamos_ dijo tirando de mí.
     La débil luz de la antorcha era lo único que teníamos para alumbrar el camino… la visión ante nosotros era sobrecogedora y a penas teníamos corto alcance…
     Subíamos las escaleras como quien pasa por un cementerio a media noche… parecíamos soldados saliendo de sus trincheras, acobardados por las muertes que habían acontecido delante de nuestros propios ojos, por los compañeros que habíamos perdido entre nuestros brazos, por todos aquellos ojos que habían cerrado finalmente nuestras manos… y que no volverían a abrir nunca. Abriéndonos paso entre los cadáveres de aquellos que no tuvieron tanta suerte.
     La humedad de aquellos pasillos solitarios colaba entre los huesos, todo estaba oscuro, la llama de la antorcha se reflejaba en el frio acero de las taquillas cerradas que recorrían todo el perímetro. Nos conocíamos perfectamente cada centímetro de aquel edificio y ahora nos sentíamos perdidos.
     Llegando al tercer piso empezamos a oír unos golpes secos en un metal… pero el eco no nos dejaba saber de dónde provenían exactamente…
_Juan_ ¿Hay alguien ahí?
     Los ruidos seguían en el mismo ritmo…
_Marta_ Parece que viene de alguna de esas taquillas_ dije señalando a la derecha.
_Juan_ ¿Hola? ¿Hay alguien? ¿Necesita ayuda?
     Los dos nos acercamos despacio al lugar donde se oían los golpes, y cada vez se hacían más intensos…
_Marta_ Es aquí_ dije colocándome justo en frente de la taquilla 63, Juan la alumbró con la antorcha.
     Me dispuse a abrirla y Juan me detuvo.
_Juan_ ¿Qué  haces? ¿Y si hay un montón de mosquitos ahí?
_Marta_ No seas tonto, los mosquitos caben por esa rendija, habrían salido_ dije señalando unos hueco de ventilación que tenía la taquilla.
     Despacio la abrí y allí dentro, envuelto entre una manta color blanca bordada había un bebé, de unos meses… estaba dormido, y como acto reflejo movía la pierna…
     Lo cargué en brazos y lo miré, era hermoso. Tenía una cabeza de pelo negro y su piel clarita. Tenía los ojos achinados, color castaño que los abrió en el momento en que lo acerqué a mis labios para besarlo.
_Marta_ Has tenido suerte pequeñín.
_Juan_ Mucha suerte diría yo…_ dijo mirando hacía las últimas escaleras de subida_ debemos continuar.
    Al fin llegamos a la azotea, la puerta estaba abierta y Juan me miró…
_Marta_ No encontramos a Ángela…
_Juan_ Marta, no podemos volver a atrás.
_Marta_ No podemos abandonarla.
     Juan hizo caso omiso de mi último comentario y abrió la puerta de la azotea. Allí estaba el helicóptero. La luz de los focos estaba encendida y nos costó un poco acostumbrarnos a tanta claridad de repente. Mas no había nadie más en aquel lugar.
     Salimos a la azotea completamente y nos acercamos al helicóptero…
_Juan_ Debe haber un transmisor o algo por aquí…_ dijo buscando por todos lados en su interior…
     Un ruido sonó de repente a nuestras espaldas y Juan cogió corriendo una pistola que había en el suelo.
_Juan_ ¿Quién anda ahí?_ dijo apuntando tembloroso.
_Desconocido_ Ayudd…
_Juan_ ¿Quién eres?
     De entre la niebla aparecieron dos cuerpos… en primer lugar era un hombre de unos 40 años… tenía la piel arrugada y el pelo rapado. Sería comandante o capitán o algo así… ya que vestía con el uniforme del ejército y justo detrás de él y apuntándolo con un arma… ¿Ángela?
         No me lo podía creer… ¿era Ángela la que apuntaba a aquel soldado en la cabeza?
_Marta_ Ángela…
_Ángela_ No es lo que parece… puedo explicarlo.
_Juan_ Suelta a ese hombre…
_Ángela_ ¡Escuchadme!
_Marta_ ¿De verdad pensabas volver a por nosotros?
_Ángela_ Por supuesto… no dudes de eso nunca.
_Juan_ ¿Quién eres en realidad?
_Marta_ ¿Nos has estado mintiendo todo este tiempo?
_Ángela_ ¡No! No os mentí en nada ¡lo prometo!
_Juan_ ¡Cuéntanos de una puta vez la verdad sobre ti y quién coño eres!
     Tenía ganas de llorar… me había estado mintiendo todo este tiempo…
_Ángela_ Os lo contaré todo…
     Juan no dejó ni un momento de apuntar a Ángela, y yo no sabía si quería escuchar más mentiras… tenía miedo de que todo lo que sentía por ella y lo que creía que ella sentía por mí solo fuera parte de su plan  y en realidad no le gustara.
_Ángela_ Dejadme que me presente. Me llamo Lucía y soy geóloga y bióloga de las fuerzas armadas. Hace poco me destinaron a esta isla para investigar unas cuevas subterráneas halladas por el gobierno, situadas en un terreno de procedencia militar, se hallaron al hacer pruebas con explosivos  y minas. Dentro de aquel habitáculo encontré un insecto que no había visto antes. Estuve investigando sobre él y no había por ningún lado registrado una especie parecida. Hable con el gobierno para que detuviera todas pruebas militares por la zona porque  estaban destruyendo el hábitat natural de estos insectos… más mi idea no solo no les gustó, sino que me prohibieron hacer pública esta información… me negué y mandaron deshacerse de mí…
_Juan_ ¿Qué sabes de esos bichos?
_Lucía_ Pues no me dio tiempo a investigar mucho de ellos… sé que son diurnos. Gran parte de su cuerpo está hecho de agua, de ahí la niebla. Están acostumbrado a climas muy muy húmedos y al salir a la superficie los rayos solares hacen que gran parte de esta agua que tiene su cuerpo se evapore… formando la niebla esta que hace días que está aquí.
_Juan_ Es demasiada niebla para tantos insectos.
_Lucía_ Hay miles de millones de esos pequeños insectos…
_Juan_ Joder… ¿Cómo se matan?
_Lucía_ Son insectos… se fumiga y listo. Por lo que me contó el general, ahora anidan  en los árboles, bajo las hojas, así que esparcirán el veneno por toda la isla.
_Marta_ ¿Y por qué matan?
_Lucía_ Al perder esta gran cantidad de agua de su cuerpo, necesitan constantemente nutrientes… son una variedad de mosquitos, así que se alimentan de sangre… Aunque a diferencia de los mosquitos estos no se guían por el olor corporal sino por el calor corporal.
_Marta_ Por eso se salvó este bebé… y al principio la gente estaba a salvo en casa…
_Lucía_ Exacto. ¿Me creéis ahora?
_Marta_ Y… ¿tu amnesia?
_Lucía_ Todo era real…Todo_ dijo mirándome directamente a los ojos.
_Marta_ ¿Cuándo la recuperaste?
_Lucía_ Cuando vi a este_ dijo señalando con un gesto al soldado.
_Juan_ ¿Y qué pretendes hacer con ese hombre?
_Lucía_ Él fue el que me lanzó del avión… bueno helicóptero…
_Juan_ ¿Piensas matarlo?
_Lucía_ No si no me da motivos, pensaba atarlo y subirlo al helicóptero cuando habéis llegado.
_Juan_ ¿Por qué deberíamos creerte?
_Lucía_ Esa pistola que cargas.
_Juan_ ¿qué pasa con ella?
_Lucía_ Ha tenido todo este tiempo el seguro puesto.
     Yo miré la pistola que cargaba Juan y Ángela… bueno… Lucía, tenía razón… podía habernos disparado en cualquier momento y no lo hizo.
     Juan bajó el arma y la tiró al suelo.
_Juan_ Odio esa cosa…
    Lucía y yo sonreímos, después de tanta tensión, nos hacía falta.
     De un golpe seco tumbó al soldado…
_Juan_ ¿Qué coño…?
_Lucía_ Solo está inconsciente, ayudadme a atarlo y a subirlo al helicóptero, tenemos que salir de aquí lo antes posible.
     Entre Juan y ella subieron al tipo a un asiento y le pusieron el cinturón, después de atarlo.
_Lucía_ Juan, intenta comunicarte con la radio del helicóptero, diles que todos han muerto y que vengan a por nosotros.
_Marta_ ¿Y si no vienen?
_Lucía_ Yo lo manejo.
_Marta_ ¿Sabes pilotar?_ dije acomodando el bebé en un sillón del helicóptero.
_Lucía_ No… pero siempre me gustó la aventura.
     Tras decir esto me agarró de la cintura, y atrajo mi cuerpo hacía ella, para que quedáramos bien pegaditas.
_Lucía_ Ha sido un día  muy largo ¿no crees?_ dijo casi pegada a mis labios.
_Marta_ Demasiado largo_ Me estaba empezando a ruborizar.
_Lucía_ Gracias.
_Marta_ ¿Por qué?
_Lucía_ Por confiar en mí y darme una oportunidad.
_Marta_ Gracias a ti por cuidar de mí…
_Lucía_ ¿Cuántos cumplías ayer?
_Marta_ 18 años
_Lucía_ Ya eres legal…
_Marta_ ¿Legal? ¿Para qué?
_Lucía_ Quiero estar segura de que no me denunciará tu madre cuando le diga que soy tu novia.
_Marta_ ¿Novia? ¿Desde cuándo soy tu novia?
_Lucía_ Eres mía desde el momento que tus labios me dieron vida de nuevo en aquel parque… desde el momento en que mi mirada chocó con tus ojos, yo soy tuya.
_Marta_ Eres romántica… supongo no le dices eso a todas.
_Lucía_ Hay mucho que no sabes de mí.
_Marta_ Solo nos conocemos de un día.
_Lucía_ ¿Te digo cuántas veces he visto pasar mi vida ante mis ojos?
_Marta_ Tenías amnesia…
_Lucía_ Pues imagina las veces que he repetido este día jajaja… ¡parece que te conozco de toda la vida!
_Marta_ Eres un enigma aún para mí_ me desconcertaba cada vez más esta chica… pero tenía algo… ¡Que me encantaba! Era diferente…
_Lucía_ Tú tienes la ocasión de descubrir todo de mí.
_Marta_ ¿Me darás la oportunidad?
     Lucía no contestó a esa pregunta y simplemente me besó. No fue un beso como los otros que me había dado. … sus suaves labios rodeaban los míos y su lengua acariciaba la mía. Con movimientos lentos y delicados atrapaba mi labio superior y luego el inferior. Sus manos rozaban mi cara. No había miedo, no había prisas, no había nadie que nos pudiese estropear ese momento.
_Juan_ Chicas malas noticias_ bueno… casi nadie._ Yaaa paren… dejen los besos para cuando salgamos de aquí_ dijo cuándo nos vio_ Si salimos algún día.
_Lucía_ ¿Por qué dices eso?
_Juan_ No consigo ponerme en contacto con nadie, no tengo ni puta idea de cómo funciona ese trasto, solo se oyen pitidos…
_Lucía_ Déjame intentarlo a mi_ dijo soltándome.
     En el momento que Lucía puso un pie sobre el helicóptero, la luz sobre él se apagó de repente y nos quedamos a oscuras…
_Marta_ ¿Qué paso?_ dije cerrando los ojos e intentando que se acostumbraran rápido a esa nueva falta de luz.
_Juan_ Perfecto… ya se quedó sin batería… ¿Alguien me puede decir como coño salimos de esta jodida isla antes de que nos fumiguen como a asqueroso insectos?
_Marta_ Tranquilízate… habrá algún modo de salir de aquí… ¿el puerto?
_Juan_ No nos va a dar tiempo a llegar… antes fumigan todo esto.
_Marta_ Mandarán  una patrulla seguro… a revisar si queda alguien con vida ¿no?_ dirigí la vista hacía donde se suponía que estaba Lucía, para encontrar a alguien que confirmara mi teoría, pero no veía nada_ ¿no? ¡Joder no veo nada!_ Demasiado estrés
_Juan_ Toma_ dijo ofreciéndome algo.
_Marta_ ¿Qué es?
_Juan_ La linterna que cogí de casa.
     Lucía se sentó en la puerta del helicóptero y suspiró. Yo encendí la linterna.
_Lucía_ Creo… que no van a mandar a nadie.
_Juan_ Estamos muertos…
_Marta_ ¡Vamos! No digáis eso, aún estamos vivos…
_Juan_ ¿Quién sabe hasta cuándo?, Ya anocheció hace rato, los helicópteros estarán al llegar… solo espero que la muerte sea rápida_ dijo cayendo de rodillas al suelo y llorando.
_Marta_ Pues yo soy muy joven para morir, ya he sobrevivido a la picadura de cientos de mosquitos… que dicho así no parece muy relevante… pero lo mío me ha costado y aún me duele todo el cuerpo. No me pienso rendir tan fácil. Y más sabiendo que si llegamos al puerto tenemos otra posibilidad de sobrevivir.
_Juan_ El puerto está a media hora a pie…
_Marta_ ¡Un cuarto de hora si nos damos prisa! ¿Qué ganamos quedándonos? ¿Qué dices Lucía? ¿Me darás la oportunidad?_ dije cogiendo sus manos.
_Lucía_ Tienes razón…_dijo poniéndose en pie_ ¿Estás en condiciones de caminar hasta el puerto?
_Marta_ Me duele todo… para ser sincera, pero quiero vivir.
_Lucía_ ¿Y tú Juan? ¿Qué dices?
_Juan_ Que al menos los mosquitos no nos atacarán si conseguimos salir de esta isla antes de que amanezca… si estamos vivos para aquel entonces.
_Marta_ ¡Lo estaremos!_ dije intentando animar el ambiente.
_Juan _ ¿Qué hacemos con tu querido general?
_Lucía_ No podemos dejarlo aquí… o lo fumigarán.
_Juan_ ¿Cargamos con él? Porque está inconsciente…
_Lucía_ Joder… ¿Qué coño hacemos con él?
     Mientras Lucía y Juan debatían que hacer con el general, con la poca visibilidad que tenía, busque una camisa o algo, para colgarme al bebé en la espalda.  Dentro del helicóptero encontré una maleta, era tipo deportiva, pero tenía color verde pistacho manchado de otros tipos de verdes… típico color del ejército. Estaba llena de herramientas, y otras cosas que con las prisas y la poca luz no atendía a diferenciar… Cuando estuvo totalmente vacía, la sacudí y metí al bebe dentro. Sin cerrar la cremallera obvio.
_Marta_ ¿Qué habéis decidido?
_Lucía_ Juan ha intentado reanimarlo y nada… lo único que podemos hacer es ponerle esta mascarilla_ dijo enseñándome una mascarilla blanca que tenía en su mano_ desatarlo y cerrar por completo el helicóptero.
_Marta_ ¿Funcionará?
_Juan_ No sé… pero con nosotros no podemos llevarlo.
     Mientras Lucía desataba al general y Juan le ponía la mascarilla y cogía 4 más para nosotros yo esperaba fuera sentada en el suelo. La verdad es que no me reponía del todo, me sentía cansada, y me dolía cada pequeño agujerito que esos condenados insectos habían perforado en mi piel. Había perdido mucha sangre y no había comido ni bebido nada desde esta tarde en lo de Juan…
_Lucía_ ¿Qué tienes?_ dijo saliendo del helicóptero y sacándome de mis cavilaciones.
_Marta_ No tengo nada
_Lucía_ ¿Estás cansada verdad?
_Marta_ No puedo decir que no.
_ Lucía_ No hemos comido nada desde esta tarde…  yo estoy muerta de hambre.
_Juan_ No sois las únicas… vamos en pie, nos queda un largo trayecto.
_Lucía_ No seas cruel, a ti no te han atacado los mosquitos_ dijo levantándose y ofreciéndome su mano para levantarme.
_Juan_ Tienes razón, lo siento Martita, esta situación ya hace tiempo me supera…
_Marta_ No te preocupes Juan_ dije sonriéndole.
     Lo entendía perfectamente, había pasado solo un día desde que nuestra “normalidad” diaria se vio afectada por estos bichitos… y parecía que llevábamos meses intentando salir de aquella isla. Aún me costaba pensar en Clara y no romper a llorar.
_Juan_ Si quiere llevo al bebé_ dijo sacándome de mis pensamientos.
_Marta_ No hace falta, estoy bien_ dije dedicándole mi mejor sonrisa.
_Juan_ ¿confías en ella?_ me susurró refiriéndose a Lucía.
_Marta_ ¿Por qué no debería hacerlo?
_Juan_ Nadie se enamora en un día.
_Marta_ No estamos enamoradas, nos gustamos.
     Lucía se acercó por detrás y puso sus manos en mis caderas abrazándome de forma delicada.
_Lucía_ Deberíamos irnos ya.
_Juan_ Sí, vamos_ dijo entrando para el colegio.
     Lucía y yo le seguimos, teníamos que darnos prisa antes de que comenzaran a caer del cielo pequeñas gotas de veneno. Aún no se habían  oído helicópteros sobrevolar el cielo, pero supongo que ya no quedaría mucho.
     Bajamos lo más rápido que pudimos las escaleras, obviando el panorama que ya conocíamos. Juan intentó buscar alguna cara conocida entre aquellos esqueletos, el de su familia tal vez, no sé, solo sé que apenas quedaban facciones en aquellos amasijos de huesos.
_Lucía_ No podemos perder más tiempo Juan_ dijo mientras sujetaba la puerta, yo estaba a su lado.
_Marta_ ¿Nunca tienes miedo?_ dije mirándola.
_Lucía_ Tengo miedo, pero tengo más ganas de que salgamos de aquí.
     Mientras Juan terminaba de hacer sus “comprobaciones” y se unía  a nosotras saqué al bebé del bolso que se había despertado mientras bajábamos las escaleras y lo abracé fuerte entre mi pecho.
_Marta_ Es más fácil así…
_Lucía_ Al menos así se calla_ No había dejado de llorar desde que se despertó.
   Lucía  y yo salimos finalmente al patio de recreo y Juan nos siguió a los pocos segundos.
_Juan_ Tenemos que salir rápido de esta maldita isla.
     Los helicópteros empezaron a sonar a lo lejos, se oían muchos… el sonido era parecido al que hacían los mosquitos cuando se acercaban en grandes bandadas, pero se diferenciaban por el motor de estos.
_Juan_ ¡Corred!_ gritó mientras se dirigía hacia el puerto, y nosotras lo seguíamos.
     Era difícil correr con un bebé en brazos, pero no me quedaba de otras. Juan iba el primero y de vez en cuando volvía la cabeza hacía atrás para ver si nosotras lo seguíamos. Y así era, a pesar de mis fuertes dolores musculares y el cansancio intentaba mantener el ritmo y no quedarme atrás.
     Cada vez se escuchaban  más bajo los aviones y yo rogaba por que hubiese al menos un barco, una lancha o siquiera un bote para salir a alta mar y alejarnos de aquella isla del terror.
     Entramos al puerto y nos detuvimos al ver que estaba lleno prácticamente. Había grandes barcos atados junto al muelle… yates de lujo que se imponían delante de nuestros ojos, eran tan grandes que con la niebla a penas podíamos ver los terminar.
_Lucía_ ¡Rápido, la lancha!_ dijo señalando una pequeña lancha junto al enorme barco.
_Juan_ No me jodas ¿ahí? ¿Teniendo esto?
_Lucía_ ¿Sabes conducir eso?
_Juan_ La lancha…
     Lucía subió a la lancha y sostuvo al pequeño mientras yo me montaba. Juan desataba los cabos para poder salir de una vez.
_Juan_ ¡Todo listo!_ le gritó a Lucía mientras se subía con nosotras.
     De un tiro seco de la cuerda, el motor arrancó. Pero no avanzaba…
_Juan_ ¿Joder qué pasa?
_Lucía_ ¡Se enganchó una cuerda al motor! ¡Apágalo!_ dijo buscando en una caja roja y sacando una especie de navaja._ siempre hay una por algún lado…
_Juan_ ¿Qué vas a hacer?
_Lucía_ Cortarla_ dijo lanzándose al agua.
     Las olas no eran muy fuertes porque el mar estaba calmado, pero aun así se tenía que notar nuestro cansancio por algún lado…
     Tras unos minutos de desesperación en la que la vimos hundirse en el agua, al fin salía a flote con el cuchillo en la mano. Juan la ayudó a subir con cuidado.
_Lucía_ Arranca_ dijo jadeando.
 Juan le hizo caso y la lancha empezó a andar,  separándonos al fin del muelle nos alejamos de mi hogar. La embarcación era muy vieja, y no iba muy rápido, pero al menos nos serviría para sobrevivir si no nos alejábamos mucho de la isla…
     Al fin estábamos a salvo. Lejos de la contaminación que pronto sacudiría nuestra ciudad. Una cortina de niebla blanca tan solo nos dejaba ver la parte baja del muelle.
     Juan se sentó y yo le dejé el bebé para que él lo cargara un rato, me dolían los brazos.
_Marta_ Ya acabó  todo ¿no es cierto?_ dije acercándome a Lucía que estaba de pie mirando a la isla.
_Lucía_ Ya era hora ¿no crees?_ dijo sonriéndome y temblando.
     No pude evitar abrazarla. Tenía la necesidad de sentir la seguridad que ella me había estado proporcionando siempre de cerca. Sentir su cuerpo, darle mi calor.
_Marta_ ¿Tienes frío?
_Lucía_ Un poco.
     Miré hacia atrás asegurándome que Juan no nos miraba. Se había quedado dormido en el sillón con el bebé en brazo.
_Lucía_ Bonita escena…_ dijo sonriendo.
_Marta_ Ponte de espaldas_ dije ayudándola a girar.
     Ella tan lo hizo, sin preguntar nada, supongo que ya sabía que iba a hacer.
     Despacio levanté su camisa por detrás y la mía por delante, uniendo nuestras pieles, entregándole mi calor directamente de mi pecho a su espalda. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir el frio y la humedad que circulaba ahora por mi torso. Coloqué mis manos en su cintura, y mi cabeza en su hombro.
     Las dos nos quedamos así, juntas y abrazadas mirando lo poco que veíamos de la isla.
     Un disparo se oyó de repente a lo lejos sobresaltándome… y comencé a sentir un terrible dolor en el pecho… Lucía se desboronó sobre mí y ambas caímos al suelo…
     Mis manos estaban manchadas de sangre de nuevo…
_Marta_ Lucía…_ Dije a duras penas.
     El dolor era insoportable, intenté moverme pero no tenía fuerzas… tenía un disparo en el hombro izquierdo, justo por encima del pecho.
_Juan_ ¿Qué coño ha pasado?_ dijo soltando el bebé en el sillón…_ ¡Es el puto general!_ Su voz sonaba como en eco…
_Marta_ Lucía…
_Juan_ ¡Joder! ¡Está muerta! ¡Marta! ¡Marta!_ sus manos me sacudían… y cada vez veía más borroso…
     Mis ojos se cerraban a la par que la voz de Juan se apagaba a lo lejos… Había llegado mi hora, y después de todo lo que había luchado por sobrevivir, no podía hacer nada para evitarlo. Supe que mi cuerpo se había rendido, cuando el sonido se apagó de golpe y la oscuridad volvió ante mis ojos.


                                                                         Fin 

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